¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

La Historia y el PP

En todo, y en las cuestiones históricas también, Juanma Moreno es puro continuismo, una oveja más del rebaño

Hace treinta años, optar por la carrera de Historia era propio de jóvenes un tanto soñadores y alelados, gentes de pocas ambiciones y con gusto por los viejos hechos o por los discursos marxistoides. Las salidas laborales (imaginamos que en eso poco habrá cambiado la cosa) eran más bien escasas y pasaban, en su gran mayoría, por la enseñanza en algún centro público o privado. Por entonces, fuera de los cenáculos académicos, la Historia era considerada como un hobby, un entretenimiento de profesionales cultos, lectores de las revistas Historia y Vida o Historia 16. Todo ha cambiando. Hoy, la Historia está en el centro del debate político con la misma intensidad que antes lo estaban el PIB o la deuda externa.

En España, este nuevo protagonismo de las cosas pretéritas se lo debemos al presidente Rodríguez Zapatero y a su primera Ley de Memoria Histórica, un work in progress que todavía no sabemos muy bien hasta dónde llegará. Lo que empezó con la excusa de desenterrar y rehabilitar a los muertos de la represión franquista ha terminado siendo un insaciable intento de reescritura del pasado español con el único fin de servir a una izquierda obsesionada con conquistar definitivamente la hegemonía cultural. El único que aún no se ha dado cuenta de este extremo ha sido el presidente de la Junta, Juanma Moreno, quien, probablemente por falta de altura intelectual (el protocolo no da para más) y coraje, no ha hecho absolutamente nada en este sentido. Es más, ha torpedeado cualquier intento de hacerlo, incumpliendo su pacto de investidura y engañando a los ciudadanos. Es posible que Juanma Moreno gane las próximas autonómicas, pero de lo que nunca podrá presumir es de haber presidido un gobierno "del cambio". El líder popular, hombre tocado por la suerte de los dados, es uno de esos políticos incapaces de transformar la realidad heredada (como sí hicieron Ronald Reagan o Thatcher, por poner dos ejemplos de su espectro político). En todo, Moreno es puro continuismo, una oveja más en los rebaños de lo políticamente correcto, un tonto útil para la izquierda. Hasta a la hora de adoptar ese ridículo andalucismo light, marca registrada hace ya mucho tiempo por el PSOE, el popular ha demostrado su falta de coraje o, peor, de ideas.

Hoy en día no se puede ser nada en política a largo plazo sin tener un discurso histórico propio. Ni en España ni en el mundo. El PP, si quiere seguir siendo el partido alfa de la derecha, deberá elaborar uno propio. Dejar de esconder la cabeza en el caparazón y no entregar el pasado a sus adversarios.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios