Historia

Hay formas que producen un arte negativo, el poeta mísero y lento, sin capacidad para la hipótesis

Donde la hoguera insinuaba el nombre del furtivo, donde el polvo lento de los hemisferios, donde las voces del límite amortiguaban su miedo supimos que hay formas que producen un arte negativo, naturaleza amplia en los márgenes, tinteros que son reliquia, familias que duermen en carromatos, una religión inmaterial y extensa, noches coaguladas en una música, espigas del frío recortadas en las praderas, pasiones que funden huesos, elocuentes susurros del viento del pasado, la letanía del tiempo sugerida en misterio, extensiones de arena y cielo y dudas como muertes, animales secretos en las estribaciones de la infancia, una fugacidad de las cosas que no tienen nombre, la mecánica de las horas y las dudas del trayecto, poetas que abonan la leyenda con palabras usadas, poetas antiguos que quemaron sus hogares y alegaron locura o maldad, el río como índice o metáfora, matrimonios jóvenes que construyen casas y agotan la rapsodia, generaciones que cruzan el océano y se asocian con un improvisado concepto de tragedia, cadáveres abstractos del océano, soledad del pionero que ya es anciano, el azul en los valles y en los deseos de mujeres afónicas, bellas, y una selva de hombres sin latitud y una razón banal de peces verdes y en las orillas del aire, en las colinas acústicas, en los puntos cardinales ganaron su futuro los mediocres.

Donde la diligencia atropelló al legislador, donde la roca generó una épica, donde el misionero asedió la ciudad supimos que hay palabras que fermentan el vaho del origen, los labios viscosos en crepúsculos de guerra y anarquía, la ambición insatisfecha de la transgresión, allí donde el poeta vuelve para refutar a sus antepasados, para gemir en cada verso, en cada madrugada, y aceptar que hay formas que producen un arte negativo, el poeta mísero y lento, sin capacidad para la hipótesis, carne, tragedia, pulsión y arpegio, sombra y espectáculo, el telón del invierno en su pálpito de suicidas y anáforas, una broma de pioneros, una confusión de fiscales, el viento viola las aceras, el cartero envenena sus rutas, el deportista y el actor se levantan temprano y llegan tarde al aeropuerto, confusión de colinas en el horizonte, combate de verbos donde nunca hubo silencio, tedio de los días que pasaron y de las horas que repiten su infracción de carne intacta, colisión del mito con la profecía y con el símbolo y con la tierra y con la moral y con el rito y las formas que no producen forma, y al final, sin dolor, sin discurso, sin método, sin urgencia conquistaron la posteridad los mediocres.

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