Esto es Hollywood

Iniciada la lucha, el primer enemigo a batir es Susana Díaz. Tiempo habrá de hacer cuentas entre los restantes

El pluripartidismo ha muerto. En realidad, más que morir, nació cadáver. Un fiambre en el que no creían ni sus padres de derecha e izquierda. De hecho, cuando desde los atriles de los partidos emergentes reclamaban el fin del bipartidismo, lo que realmente invocaban era la sustitución de los partidos hegemónicos por sus nuevas formaciones. El lícito y tradicional quítate tú para ponerme yo. Ningún equipo comienza la liga deseando empatar con otros tres, y como si de los Inmortales se tratase, sólo puede quedar uno. Iniciada la lucha, el primer enemigo a batir es Susana Díaz. Tiempo habrá de hacer cuentas entre los restantes.

Rivera, hablando en nombre de Marín, declara que nunca pactará con el PSOE. Casado, dice lo propio en nombre de Bonilla. En viaje interestelar a bordo del Halcón Milenario hacia un plató de televisión en el que batirse, ante la sonriente mirada de la actual presidenta Leia Susana, a sable laser con su posible aliado. Un duelo entre caballeros jedis que no tendrán inconveniente en ponerse de acuerdo, si el 2-D no concede a nadie un triunfo exclusivo sobre el Imperio. Mientras, la Khaleesi Rodriguez, en lugar de optar a la victoria final, propia del personaje del que se ha investido, manifiesta que no pactará con el PSOE. Pero que puede que le deje gobernar. Lo que nos lleva de nuevo al bipartidismo de partida. Sólo que cambiando PP y PSOE, por izquierda y derecha. Todo un avance en una sociedad sobre la que Rivera había diagnosticado la desaparición de la tradicional división en diestras y siniestras. Un logro que sabrá apreciar alguien que, ante la pregunta de si considera a VOX un partido de extrema derecha, contesta que él "no es un analista político". Condición que comparte con su homologo Casado. Capaz como de reconocer a la extrema izquierda en Podemos pero incapaz de definir a su antiguo compañero de partido. Nunca se sabe cómo saldrá la suma.

Cuando el resultado electoral da una mayoría absoluta, el mensaje implícito a los partidos es pónganse acuerdo. Aunque la mayoría de los votantes hayan votado pensando en que les gustaría que gobernarse el partido que ellos eligieron. Esa es la esencia de los parlamentos "pluripartidistas" que reclamaban. El sistema ya lo es desde hace tiempo, con independencia de cómo le vaya a cada uno. Como analista político, Maximum Shemeless lo explica perfectamente. Los demás lo saben. Aunque lo nieguen a sus huestes.

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