EN TRÁNSITO

Eduardo Jordá

Honras fúnebres

LOS partidarios del juez Garzón reclaman "verdad, justicia y reparación" para las víctimas del franquismo, pero me pregunto cómo sería posible conseguir esa justicia y esa reparación, si ya no queda un solo asesino vivo del que se tenga constancia histórica de su participación en los hechos. Y además, aun suponiendo que fuera posible encausar a alguno de esos culpables, ¿obtendrían las víctimas alguna clase de reparación si se pudiera condenar a un anciano senil que probablemente ya no recordase nada? ¿Sentirían algún alivio viéndolo arrastrar las piernas ante un tribunal? No lo creo.

La Transición se hizo sobre el pacto de un perdón mutuo por parte de los herederos ideológicos de los dos bandos enfrentados. Republicanos y franquistas, al aprobar la Ley de Amnistía de 1977, decidieron enterrar el pasado y olvidarse de lo que había ocurrido, aunque ello supusiera dejar sin castigo a los criminales que todavía estaban vivos en aquellos tiempos. Es cierto que ese pacto significó el olvido de miles y miles de crímenes franquistas, unas veces cometidos a través de una farsa de juicio legal y otras veces sin ningún tipo de juicio. Pero en 1977 las dos Españas tomaron la decisión de hacer las paces, y esa decisión fue positiva para la convivencia de este país.

Por lo demás, me pregunto qué reparación podríamos darles a esas víctimas de los crímenes del franquismo. La miserable reparación económica se hizo hace ya muchos años. La reparación histórica se ha hecho en centenares de libros que detallan con pelos y señales todos los hechos de la represión franquista, desvelando los nombres de todos los responsables. La reparación judicial se hizo cuando la Ley de Memoria Histórica anuló todos los juicios y consejos de guerra del franquismo. Y la búsqueda de los restos enterrados en fosas comunes lleva realizándose desde hace una decena de años, hasta el punto de que se ha conseguido levantar un mapa fidedigno de casi todos los enterramientos clandestinos que hay en España. Por tanto, la única reparación pendiente es una reparación moral que de alguna forma pueda compensar a las víctimas por el terrible sufrimiento que padecieron.

Pero un país civilizado debería hacer suyos a todos los muertos de la Guerra Civil, los de una parte y los de otra, y enterrar de forma digna a los que todavía están sin enterrar, y honrarlos a ellos y a sus familiares, ya que todos ellos sufrieron lo indecible en medio de la soledad y el desamparo. Y se debería honrar a esas víctimas de forma solemne e institucional, tal vez fijando un día al año en el que todo el país parase un minuto en una especie de funeral colectivo por todos esos muertos. ¿Seremos capaces de hacerlo algún día? Me gustaría creer que sí.

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