Los usuarios de las bibliotecas públicas somos bien conscientes de que el cierre del Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana por las tardes de verano constituye un atropello de cara a los intereses de la ciudad, dada la afluencia turística que visita la ciudad en esta época del año. Pero, oigan, igual podríamos ponernos igual de reivindicativos para los intereses de los ciudadanos de aquí, incluidos nosotros, los usuarios. Y es que, desde mediados de junio a mediados de septiembre, ninguna biblioteca pública de la ciudad abre por las tardes. Ninguna. Todas lo hacen de 9:00 a 14:00 desde mediados de junio hasta mediados de septiembre. También en Navidad y en Semana Santa. Este es el criterio único que comparten la Biblioteca Cánovas del Castillo en la calle Ollerías (dependiente de la Diputación), la Biblioteca Provincial en la Avenida de Europa (dependiente de la Junta de Andalucía) y las diversas Bibliotecas Municipales (dependientes del Ayuntamiento). Así que si usted acude a alguno de estos centros a consultar lo que le venga en gana o a llevarse libros a casa y tiene la mala suerte de trabajar por las mañanas también en verano (la maldición antiguotestamentaria por la que hay que ganarse el pan con el sudor de la frente admite esta variante, aunque a los funcionarios de la administración pública les suene a chino) ya puede echarse unas risas cada vez que las citadas instituciones vengan a animarle a la lectura en su próxima campaña. También puede ser que a uno, cualquier tarde, le entren ganas de ir a la biblioteca, porque se está fresquito y porque con suerte pide pillar la última novela de Javier Cercas, o un ensayo histórico. Pues no: los pobretones sólo podrán ejercer por la mañana. Si quiere libros, cómprelos.

Lo que pasa, claro, es que el turismo es muy importante mientras que los que vivimos aquí y encima vamos a bibliotecas públicas, que ya nos vale (no hay nada menos hipster que guardar el carné de usuario en la cartera: uno lo enseña y los modernillos salen espantados como vampiros ante el espejo, como si dijeras que no tienes móvil), somos cuatro gatos mal pelados. A lo mejor un día se confabulan los medios, los políticos, los defensores del pueblo y la madre que los parió a todos para, más allá de las bibliotecas en verano, que no dejan de constituir un símbolo, reclamar con igual ardor a la administración horarios más racionales durante todo el año dado que quienes la sostenemos con nuestros impuestos a veces tenemos que trabajar y llevar a nuestros hijos al colegio por las mañanas, que es cuando les da por abrir, sin tener que perder dinero cuando hay que acudir a sus dominios en persona. Pero no, lo grave es lo de los museos. Ya.

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