El zoco

juan lópez cohard

Horizonte herido

Milagro sería que no existiera controversia ante cualquier actuación urbanística singular que se haga en la ciudad. Sobre todo si dicha actuación no ha sido contemplada previamente en el planeamiento vigente. El impacto es aún mayor en la ciudadanía si la actuación que se propone afecta a un espacio especialmente sensible, bien por sus connotaciones histórico-artísticas, medioambientales o por atentar contra determinados derechos residenciales consolidados en el tiempo. Y en Málaga, como en todas las ciudades portuarias, uno de esos espacios es sin duda el puerto.

En las elecciones municipales de 1995 en las que fue candidato a la alcaldía de Málaga mi muy querido y admirado Eduardo Martín Toval, en una reunión para debatir sobre urbanismo, preguntó ¿y qué pensáis que hay que hacer con el puerto? Me salió del alma responder: llenarlo de barcos. Años después, cuando pertenecí como vocal a la Junta de Obras del Puerto de Málaga, supe que ni era tan fácil hacer aquello, ni era lo único con lo que se podía obtener la rentabilidad económica que el puerto necesitaba para subsistir como tal. De ahí que bajo la gestión de los presidentes del puerto,

Enrique Linde primero y Paulino Plata después, junto con el Ayuntamiento, para obtener ingresos adicionales, se desarrollasen el Muelle Uno y el Palmeral de las Sorpresas.

Hoy la ciudad se debate ante una nueva actuación que está levantando ampollas en una buena parte de la ciudadanía y hasta en colectivos del mundo de la cultura, la farándula y la arquitectura, incluso de fuera de Málaga. Todos ellos han firmado un manifiesto en el que se aducen toda una serie de razones en contra de la construcción de una torre-hotel, promovida por un grupo catarí, en el Dique de Levante.

Y, por otro lado, la oposición política del Ayuntamiento anda pidiendo un referéndum ,popular, incluso el PSOE que estuvo siempre a favor de la actuación cuando la Junta de Andalucía estaba en sus manos.

Respecto a las razones del manifiesto creo que la mayoría son valoraciones opinables y algunas con fundamentos cogidos por los pelos y, sobre el referéndum, remedando a mi gran amigo Inocencio Fernández, concejal entonces de Izquierda Unida, cuando le dijo al alcalde Pedro Aparicio, ante unas modificaciones en viales para no entorpecer las procesiones semanasanteras: "no se puede hacer urbanismo a golpe de saeta", digo que no se puede hacer urbanismo a golpe de referéndum.

En definitiva, lo que deberíamos conocer los malagueños son los intereses que mueven al Ayuntamiento para apoyar esa lamentable actuación urbanística. ¿Tiene el alcalde en mente la negociación de otros suelos del puerto? Porque sobran argumentos ante lo obvio, ante el sentido común. Para un hotel, por muchas estrellas que tenga y por bueno que sea el proyecto, ni es el sitio adecuado ni lo es la actividad.

El urbanismo, esencia de la historia de las ciudades, se escribe con la tinta indeleble del hormigón. Cuando se yerra por la ubicación, por el uso o por la arquitectura, estamos causando un daño irreparable. En el caso de la torre-hotel en el Dique de Levante, si se comete el urbanicidio, dejaremos para la historia de Málaga un horizonte herido.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios