Jubilación de los bomberos

Pensábamos que ya no nos quedaba mucho por ver u oír en este largo camino del que no se ve el final. A pesar de haber dado todos los pasos necesarios y muchos más, con infinitas dosis de paciencia y saber estar, parece que no es suficiente. A estas horas y en las fechas en las que nos encontramos, todo son nubarrones de dudas y sospechas sobre el final feliz del proyecto de la jubilación anticipada para el colectivo de bomberos, una reivindicación por la que lucha, desde hace cinco años, la Plataforma Unitaria de Bomberos (PUB). Cuando todo parecía hecho y la puesta en marcha del acuerdo que debía reconocer el derecho de los bomberos a jubilarse a los 60 años tan sólo era cuestión de días, nos desayunamos con el gran fiasco de que lo nuestro entraba en vía muerta. ¿Razones? Parece ser que "ha influido todo", desde que no se nos haya tenido en consideración y nos hayan metido por ello en un cajón de sastre en el tema económico, hasta el veto a los presupuestos, pasando por un papel que tiene pendiente la FEMP sobre la conformidad con la medida y que debe enviar al secretario de Estado de la Seguridad Social... ¿Excusas? No nos sirven ya ni razones ni excusas después del paciente trabajo desarrollado a lo largo de toda una legislatura, con campañas, actividades y reuniones institucionales con los principales órganos de gobierno autonómicos y estatales, trabajo que parecía a punto de culminar, a finales del año pasado, tras las reuniones mantenidas con la Secretaría de Estado para la Seguridad Social. Expliquen ustedes, señores de la política, a todos esos compañeros que habían creído en su palabra, que habían puesto todas sus ilusiones en un proyecto colectivo, que pensaron que por una vez nuestros mentores políticos les habían escuchado y habían entendido y valorado la justicia de nuestras razones, el porqué de una situación en la que no se quiere reconocer que un bombero no puede desempeñar su labor con garantías de seguridad para el ciudadano más allá de los 55 años. A nosotros ya no nos queda ni la paciencia para justificar semejante atropello a un servicio como el nuestro, de entrega absoluta al ciudadano. Una vez más, vemos cómo solamente recibimos palmaditas en la espalda cuando con los ojos enrojecidos y las narices llenas de humo les sacamos las castañas del fuego a nuestros cumplidores políticos. Por ello exigimos, desde esta tribuna, la puesta en marcha del acuerdo de forma inmediata, sin más excusas ni más razones de "peso o estado". Estamos hartos de palabras huecas y vanas, queremos hechos, porque no nos queda ya ni la paciencia, pero sí todavía nuestra entrega al ciudadano y nuestro derecho a participar en el futuro político inmediato.

Joaquín Sáez Murcia (Presidente de la Plataforma Unitaria de Bomberos)

Puede que los ataques de la Iglesia contra el Gobierno socialista le salgan por la culata. A los católicos conservadores les desagradó Zapatero desde el mismo momento en que ganó las elecciones de marzo de 2004, tres días después de que terroristas islamistas matasen a 191 personas en trenes en Madrid. La Iglesia se ha opuesto ruidosamente a leyes para facilitar los trámites de divorcio, autorizar los matrimonios entre homosexuales y sacar la asignatura de Religión de las materias escolares obligatorias. Que la izquierda española choque con la Iglesia no es ninguna novedad. El principal problema electoral socialista es llevar a las urnas a sus partidarios. Una de las mejores soluciones para ello es asustarlos. Eso fue lo que hicieron los atentados contra trenes de 2004, con sus liosas consecuencias políticas y las afirmaciones del PP de que el grupo terrorista vasco ETA estuvo involucrado. Zapatero obtuvo una sorprendente victoria. Algunos estrategas socialistas consideran que la visión de una Iglesia políticamente ruidosa, con sus malos recuerdos del franquismo, puede tener un efecto similar. Una de las pruebas es que el PP no se ha subido al carro en esta ocasión. Prefiere centrarse en una economía cada vez más frágil. (...)

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