A la nueva gerente de Onda Azul, Vanessa Martín Alloza, le ha caído una buena por definirse en su perfil de Twitter como "cibercateta y tecnomendruga". Más allá de la originalidad en la composición de tales términos, y para ser honestos, solicito que se me imponga igual penitencia con el mismo rigor, porque aquí donde me ven a cibercateto no me gana ni el botones Sacarino. Entre apocalípticos e integrados, yo me considero de los primeros todos los días de 10:00 a 20:00. Las redes sociales me hacen cada vez menos gracia y que el ejercicio del periodismo haya quedado para ver a quién le dan más megustas me sienta como un tiro en el estómago. Cualquier día claudico, lo advierto. Por otra parte, no sé cuántos gerentes de vaya usted a saber qué televisiones de cualquier ámbito estarán hechos unos máquinas en esto de perder el tiempo con vídeos de gatitos. Que la citada Martín Alloza resulte o no competente en su puesto, habrá que comprobarlo con el tiempo; como toda novata en un cargo, merece, cuanto menos, el beneficio de la duda. Pero, más allá de la anécdota, quien menos culpa tiene de la polémica (¿Polémica? ¿Qué polémica?) es la presunta. Lo bonito es asomarse a los argumentos con los que el PP y Málaga Ahora, unidos en un lindo contubernio para evitar que otros terminasen en la silla, justifican la elección. Especialmente me llamaron la atención las palabras empleadas por Málaga Ahora, partido que valora el curriculum de la escogida como "muy completo, impropio de alguien de su edad". Lo grave no es que en su experiencia lo más perita sea haber hecho de presentadora en Canal Fiesta, ni que el curriculum de algún otro postulante fuese bastante más contundente. No, lo peor es que hablamos de alguien de 40 años.

Porque, ¿cómo se puede considerar "impropio de alguien de su edad" el curriculum de alguien de 40 años? ¿Qué ha hecho a esta edad Martín Alloza? ¿Descubrir el bosón de Higgs antes que Higgs? ¿Resolver los problemas matemáticos de Hilbert? ¿Encontrar otro exoplaneta en la constelación del Cisne? No sé, William Lawrence Bragg recibió el Premio Nobel de Física con 25 años, Arthur Rimbaud tenía ya escrita toda su obra poética con 19 y los Beatles se separaron antes de cumplir los 30 (y en ninguno de estos casos hablamos de superdotados). ¿Qué puede resultar, insisto, impropio para alguien de 40, una edad en la que ya cada cual ha tenido que partirse la cara lo suficiente? Deberían explicar las cualidades por las que la elegida merece el puesto, en lugar de intentar engañar al personal con muletillas fraudulentas. Miren si no el curriculum profesional de Susana Díaz. Hombre ya.