Ellos no son el Islam

No debemos olvidar que este tipo de atentados aleatorios y suicidas no son fáciles de evitar

Silencio, desolación y muerte. Las imágenes del atentado en Barcelona no han podido dejar impasible a ningún ser humano, de ahí que surjan algunas cuestiones dirigidas a sus autores: ¿Tanto odio hacia el mundo cabe en la mente de gente tan joven?¿No sienten nada al ver los coches de niños atropellados, las personas destrozadas y el baño de tanta sangre inocente?¿Quién les ha permitido interpretar el Islam de esta forma tan macabra, y con que derecho nos llaman infieles al resto del mundo? Evidentemente ya no podrán algunos responder a estos interrogantes, porque prefirieron morir matando, pero nos queda mucho trabajo por hacer ante este extremismo sin sentido.

Las autoridades islámicas no han dudado en condenar sin paliativos estos atentados e indicar que los terroristas no son el Islam. Evidentemente esto es así, ya que casi el 90% de los asesinados por el Estado Islámico son musulmanes, lo que les deja en bastante mal lugar para llamar infieles a alguien. Pero quizás ha llegado la hora de un cisma contundente dentro de esa religión, como hubo muchos en el cristianismo, que expulse a dichos extremistas y que los desvincule de cualquier justificación teológica en sus actos. El simple hecho de pronunciar el nombre de Alá cuando cometen cada uno de sus asesinatos es una auténtica ofensa para cualquier creyente y no se les debe permitir que tengan cobijo bajo religión alguna.

El hecho de que un nuevo atentado haya tenido lugar en España nos retrotrae a trágicas imágenes de nuestro pasado reciente. Desde Madrid a Barcelona hay muchas cosas que hemos aprendido y que han impedido, con la detención progresiva de más de 700 yihadistas, que se cometieran más barbaridades. Pero no somos infalibles, e incluso algunas de nuestras cuitas eternas entre administraciones han podido causar descuidos en la seguridad de los ciudadanos. Por ello habrá que seguir trabajando para que esto no se repita, aunque algunos insistan en buscar culpables más allá de los propios terroristas.

En estos momentos de duelo siempre surgen dudas sobre nuestra seguridad, pero no debemos olvidar que este tipo de atentados aleatorios y suicidas no son fáciles de evitar. Por ello es importante la formación adecuada de los jóvenes que impida su conversión en fanáticos. Y recordarles a éstos que, como diría el propio Mahoma: "La auténtica riqueza del ser humano es el bien que hace al mundo".

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