El borrador de los Presupuestos Generales del Estado lo ha presentado la ministra Montero en tono de absoluto entusiasmo: el gasto de inversión pública mayor de la historia, crecimiento superior al 8% que garantiza un panorama idílico, la mitad del Presupuesto dedicado a los asuntos sociales, prioridad para pensionistas, jóvenes y funcionarios, reducción considerable del déficit y medidas específicas para la creación de empleo...

Ojalá el triunfalismo de la ministra Montero, que ha retratado una España gloriosa, idílica, imparable, la auténtica Jauja, no lo estropee la realidad. Coincide la presentación de los Presupuestos con la llegada a España de los llamados hombres de negro, en este caso un hombre y una mujer, que durante su estancia se entrevistarán con altos cargos del Gobierno, pero también con empresarios y dirigentes sindicales, para elaborar el informe que entregarán a las autoridades de Bruselas que deben dar su conformidad a los fondos de recuperación.

Doctores tiene la Iglesia para mirar la letra pequeña de los Presupuestos, valorar su grado de efectividad y las posibilidades de su cumplimiento. La ministra Montero los ha presentado como tenía que hacerlo, poniendo el acento en los aspectos más positivos; a la oposición corresponderá sacarles punta, lo que generalmente va acompañado por una enmienda a la totalidad.

Hay razones para el escepticismo, porque no hay seguridad de que el propio Gobierno no haga modificaciones importantes, ya que Sánchez y su Gobierno se caracterizan por su facilidad para rectificar cuando alguien les advierte de que lo anunciado tiene nocivos efectos electorales, por ejemplo, o que es de imposible cumplimiento. De hecho, el día anterior a la presentación de los Presupuestos el Gobierno anunció la creación de dos cheques o subvenciones para jóvenes - alquiler de viviendas y costear las actividades culturales- y en cuestión de horas se dijo que los toros eran parte de la cultura y lo contrario. Podemos se puso medallas en todo: en la iniciativa de las ayudas al alquiler y al fomento del ocio cultural, y a la retirada de la fiesta de los toros como un elemento cultural, desmintiendo así al propio ministro Iceta.

Llevamos dos días de anuncios importantes, y en todos ellos se ha producido polémica, sobre todo por las posibles consecuencias que la ayuda al alquiler puede tener en la subida de los precios, como ocurrió en el pasado. Pero lo más relevante ahora es ver qué pasa con la recaudación fiscal que el Gobierno ve tan creciente y, sobre todo, con el índice de crecimiento, que también lo sitúa muy alto. Como fallen esos dos parámetros los Presupuestos del 22 serán un sueño fallido.