Hay semanas en las que una previsión informativa da un respiro en la búsqueda diaria de historias que conciten la atención del público. Y ésta que dejamos atrás, se podía marcar en rojo sin riesgo a equivocación alguna. Después de 36 años de gobiernos socialistas, un mandatario del PP alcanzaría la presidencia de la Junta. Un representante de Andalucía oriental, aunque me parece que ese tipo de visión localista no debería ni sopesarse, al frente de la comunidad autónoma más poblada de España y que se ha regido hasta ahora con un exceso de centralismo. Y, lo más sorprendente, un líder popular que consigue el poder de la forma más inesperada posible. Incluso sus enemigos redactaban en la tarde del 2 de diciembre su epitafio político, convencidos del final de su carrera.

Con todos los ingredientes anteriores, Juanma era sin duda el nombre propio. Juan Manuel Moreno Bonilla estaba destinado a acaparar todo el protagonismo. Y, sin embargo, desgraciadamente lo ha tenido que compartir con un paisano. Julen, un niño de dos años que se coló con su paquete de chucherías por un orificio de apenas 25 centímetros de diámetro y más de 100 metros de profundidad, cuando corría por un campito de Totalán. Su padre preparaba una paella dominical. Una escena espantosa sin antecedente conocido. La vida convertida en una cuenta atrás interminable. La lucha contra una minúsculo agujero, capaz de desafiar durante demasiados días todos los avances tecnológicos de medio planeta.

No hay agenda informativa que la realidad no sea capaz de sepultar en un instante. Eduardo Martín Toval, también se ha colado a su pesar en las crónicas inesperadas. Se quedó a pocos metros de su casa en La Cala del Moral. Le detuvo un fulminante ataque al corazón. A sus 76 años disfrutaba de Málaga, a la que regresó casi en su ocaso político. Esa misma noche, algunos compañeros de batallas en el socialismo, y en el sentido textual del sustantivo, habían reparado en su figura a la entrada de la plaza de la Constitución. Organizaciones feministas con el respaldo del PSOE protestaban por las supuestas medidas que podría adoptar el futuro Ejecutivo andaluz. Una manifestación preventiva.

Martín Toval junto a Antonio Romero y Celia Villalobos pugnaron por la Alcaldía de Málaga en 1995, tras el fin de ciclo del socialista Pedro Aparicio. Romero, candidato de Izquierda Unida, protagonizó el sorpasso, superó al PSOE en concejales. Pero necesitaba los votos de Toval y los suyos. El desacuerdo de la izquierda facilitó el acceso de la candidata del PP a la Casona del Parque. Los populares se asentaron al frente del Ayuntamiento de la capital. Hasta ahora.