Juro por mi prima Nati

Es discutible la benignidad con la que se ha aceptado alguna provocación en el acatamiento a la Constitución

Es discutible la benignidad con la que las presidentas de las Cámaras legislativas han aceptado esta semana en el Congreso y el Senado provocaciones, desafíos y fórmulas pintorescas para jurar o prometer la Constitución. Eso denigra las instituciones. Los pronunciamientos de flexibilidad del Tribunal Constitucional en 90-91 y la coletilla por imperativo legal han sido ampliamente rebasados. Y cada vez vamos a peor. La Constitución no marcaba protocolo alguno y en una reforma del Reglamento del Congreso en 1982 se estableció que los diputados debían acatar la Carta Magna.

Se da la circunstancia de que el TC ya dispuso en el 90 que la aceptación debía ser incondicional y plena, cosa que numerosos diputados nacionalistas se han saltado en el inicio de esta Legislatura. Prometer por la república catalana, los presos políticos o el 1 de octubre tras la sentencia del procés no es un acatamiento a la Constitución que quisieron violar los sediciosos. El espectáculo de Meritxell Batet y Pilar Llop, escuchando impertérritas exabruptos y lindezas invita a una nueva consulta al Constitucional y sobre todo a una rápida reforma del reglamento de las Cámaras que fije fórmulas claras y sencillas.

Desgraciadamente esto no es nuevo. Mi colega Isabel Pedrote ha recordado estos días en un tuit cómo Sánchez Gordillo en 2008 en el Parlamento andaluz se comprometió a subvertir el orden establecido. Ahora, con 16 partidos distintos en el Congreso el abanico de posibilidades se ha multiplicado. Algunas fórmulas son reiterativas con la letra de la Constitución y otras perfectamente contrarias. Se ha jurado o prometido por España, por el pueblo catalán, por el pueblo valenciano, por defender Galicia, por Cantabria y Teruel, por la España vacía, por la democracia y los derechos sociales, por las Trece Rosas, por la clase trabajadora, porque el amor le gane al odio y por un país verde en el que todos tengan derecho a vivienda. Y también por la república vasca, por una Euskal Herria libre y una Navarra soberana.

El gamberreo de patio de colegio no es privativo de España, aunque no sirva de consuelo. La semana pasada un diputado de La Liga, aprovechando su intervención en el pleno de la Cámara italiana, pidió matrimonio a su novia que estaba en la tribuna de invitados. Un amigo me asegura que de haber estado en el Congreso habría jurado por su prima Nati, que es una persona estupenda a la que le habría hecho mucha ilusión.

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