Sobre las 18:00 de ayer, las cuadrillas de Limasa entraban en el centro para barrer los últimos vestigios de la fiesta y apurar a los feriantes más rezagados. A su paso, las calles del casco histórico iban recuperando su fisonomía habitual. La labor de los trabajadores de la empresa de limpieza se debería respetar más en beneficio de la imagen de la ciudad y de todos los que se suman a disfrutar de la Feria.
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