La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Limpieza de sangre democrática

La justificación por la fe (socialista) absuelve a la izquierda y condena a la derecha marrana

En la entrevista al candidato del PSOE por Cádiz Miguel Ángel Vázquez el compañero Miguel Lasida le pidió que le sorprendiera con una declaración. Y el candidato le contestó: "Pablo Casado se está haciendo responsable de la derrota del PP". Es cierto. La derrota del PP, en el caso casi seguro de que se diera, no sería sólo responsabilidad de los votos cautivos y conservadores que son tan fieles al PSOE que para ellos el escándalo de los ERE -22 altos cargos de la Junta, entre ellos dos ex presidentes, encausados- es una anécdota. Y tampoco sería solo responsabilidad de los votos que le está arañando Ciudadanos, que, según una encuesta, adelantaría en dos puntos al PP (mientras que la del CIS -¡oh sorpresa!- mejora al PSOE y a los podemitas a costa de empeorar a Ciudadanos).

La responsabilidad sería de la debilidad del candidato y de los escándalos que arrastra el PP y que, a diferencia del absolutorio PSOE de Sánchez y Díaz, le pasarían factura a Casado y a Moreno. Díaz ha jugado mejor sus cartas de limpieza de sangre -perdón, de escándalo- con respecto a los de su partido que Casado y Moreno con los suyos. La izquierda ha hecho suyo el concepto de la limpieza de sangre que absolvía a los cristianos viejos y condenaba a los nuevos, los conversos también llamados amablemente marranos. El linaje de la izquierda los redime como si Pablo Iglesias (el de verdad) y la Segunda República (identificada por los socialistas exclusivamente con la izquierda, en lo que coinciden sorprendentemente con Franco) fueran su Don Pelayo y su Covadonga. En cambio, la culpa franquista mancha a la derecha democrática considerada conversa, con la Ley de Memoria Histórica como nueva Inquisición siempre amenazando con "tirar de la manta". Las culpas históricas del PSOE -1934 y Largo Caballero también existieron- en cambio no existen. Es la justificación por la fe (socialista) y por la sangre (progresista) que absuelve a los cristianos -perdón, izquierdistas- viejos y condena a los conversos o marranos de la derecha.

Han logrado lo imposible. Utilizar la responsabilidad personal defendida por el judeoconverso Cervantes a través de Don Quijote ("Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro") y de Sancho ("cada uno es hijo de sus obras") para condenar al PP por sus obras a la vez que recurrir al mito de la limpieza de sangre democrática para absolver al PSOE. Tramposo, pero hábil.

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