Crónica Personal

Madrid: pelea a muerte

La aparición de Iglesias puede provocar también la movilización de una izquierda que no sentía entusiasmo por Gabilondo

No es una frase hecha: en la batalla por hacerse con la presidencia del Gobierno madrileño, el perdedor va a morir. Si Pablo Iglesias no alcanza su objetivo no se planteará relanzar su partido moribundo desde un escaño de la Asamblea de Madrid; lo más probable es que dé por finalizada una trayectoria con la que pretendía cambiar España, y que él mismo habrá cercenado al apostatar de los principios con los que había fundado Podemos, más su entusiasmo con los modos de lo que llamaba casta, su nepotismo y su inconmensurable egolatría. En el caso de Ayuso, si no consigue la mayoría necesaria para ser investida nuevamente presidenta, será difícil que acepte pasar de presidenta a líder de la oposición. Si no cuenta con los votos necesarios para seguir, tras haber convertido Madrid en un referente que va más allá de las siglas de su partido, eso indicaría que las siglas del PP se han convertido en un lastre para los candidatos, con todo lo que eso significa para un Casado que entonces no podría ofrecer ninguna otra alternativa a la actual presidenta madrileña.

La batalla por Madrid va a ser apasionante, y se ha iniciado con frases para enmarcarlas. Ayuso: "España me debe una, sacar a Pablo Iglesias de Moncloa". Es suya, no de Miguel Angel Rodríguez, como dicen los que siempre piensan que Ayuso hace y dice lo que le sugiere su jefe de gabinete. Segunda frase, la de Mónica García, candidata de Más Madrid, el partido de Errejón -20 escaños frente a los 7 de Podemos- , al anunciar que no aceptaba la propuesta de Iglesias de ir juntos a las elecciones: "Madrid no es una serie de Netflix". Y eso, antes de empezar la contienda por los votos.

El futuro lo escriben las urnas, no las predicciones ni los sondeos. Pero lo primero que le viene a uno a la cabeza es que el salto a la arena de Pablo Iglesias puede provocar colas para votar a Ayuso para impedir que Madrid caiga en manos de Podemos, que propone subida de impuestos, incrementos salariales que hundirán a empresas y por tanto provocarán más paro y recelos de la inversión, tope a los alquileres y utilizar viviendas vacías para uso social.

Sin embargo, la aparición de Iglesias puede provocar también la movilización de una izquierda que no sentía entusiasmo por Gabilondo, tampoco por un Más Madrid que ya no tiene a Carmena, y con Podemos en decadencia total porque en este año de gobierno sus líderes han demostrado incapacidad de gestión y más empeño en garantizarse buenos salarios y bienestar personal que respeto a las exigencias de sus votantes. Así que … Como siempre, lo urgente es esperar. Con el morbo de que, el 5 de mayo, Ayuso o Iglesias, uno de los dos, serán figuras derribadas.

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