Las dos orillas

josé Joaquín / león /

Malabarismos de Susana Díaz

ALGUNOS dicen que Sevilla lo llevará claro con Susana Díaz como presidenta de la Junta. Siendo sevillana (y trianera) le toca disimular. Pero no hay que perder las esperanzas. Se le debe reconocer que ha empezado en plan Susana la malabarista. Fue a Málaga a bendecir las dos primeras líneas del Metro, que funcionarán antes de fin de año, y a intercambiar sonrisitas con Francisco de la Torre, el alcalde del PP. De manera que quedó estupendamente, a los ojos de todos los malagueños y malagueñas. Mientras que en Sevilla, donde el Metro está paralizado, ya se hablaba de agravios. Primer objetivo del malabarismo cumplido: Susana es sevillana, pero lo disimula bien.

Poco después, va Susana Díaz a Madrid, a estrenarse en un foro del Hotel Ritz, donde cautiva a los enterados de la capital, recordando ante Rubalcaba y Pere Navarro que fue Zapatero el que complicó las cosas en Cataluña, dándole alegrías a los separatistas, sin tener en cuenta que el derecho a decidir no se puede aguantar. Tiene mérito la filigrana. En su toma de posesión como presidenta de la Junta, Susana alabó a Zapatero y su legado (?), aprovechando que el ex presidente pasaba por allí. Pero en Madrid, Susana dijo lo que todo el mundo ya sabe: que Zapatero tiene la culpa. Y no sólo del problema de Cataluña, también de la crisis, que descubrió tarde, mal y con brotes verdes. La crisis se parece a un cáncer, y no es igual si empiezas a curarlo a tiempo que cuando el enfermo ya está terminal. Zapatero dejó a España en fase terminal. Y, a partir de ahí, ya sólo se puede esperar un milagro. Segundo objetivo del malabarismo cumplido: Susana es heredera de Zapatero sí o no, depende.

Otra cosa que se suele decir es que los grandes mentores de la presidenta han sido Alfredo Sánchez Monteseirín, que la puso como concejal en Sevilla, y José Antonio Griñán, que la incluyó como consejera de la Junta y después le dejó su sillón. Ocurre la desgracia de que ambos están mirados con lupa por casos presuntos. Aparte de lo que pueda pasar por el caso de los ERE, que aún está por ver, también se verá a donde llega el lío de Monteseirín y Torrijos, durante aquel bipartito glorioso. Este puede ser el tercer malabarismo de Susana: capitanear la cruzada anticorrupción y presidir un bipartito parecido al que tanto dio que hablar en Sevilla.

Pero todo esto no es raro, no sorprende, porque la gente está curada de espantos y muy acostumbrada a los malabarismos.

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