Que Málaga está de moda nadie lo duda ya. Desde nuestros actores y literatos hasta empresarios e investigadores, todos se muestran bajo la insignia común de su ciudad de origen. Pero durante esta semana ha tenido lugar un encuentro en la capital malagueña que no debe pasar desapercibido: el XVIII Congreso de Directivos y Ejecutivos de la Fundación CEDE. Personas tan diversas como Javier Solana o Antonio Banderas han tratado de aportar su visión del futuro de la economía y, particularmente, el papel que Málaga tendrá en dicho escenario. Y ahora llega el momento de saber aprovechar estas enseñanzas.

Ante una posible crisis que amenaza en el horizonte, Málaga ha puesto los mimbres necesarios para servir de referente a las empresas. Tener un Parque Tecnológico que no deja de ampliarse, ante la llegada de empresas de todo tamaño, es una señal inequívoca de que algo se está haciendo bien. La creación de puestos de trabajo que ello pueda traer consigo nos servirá para medir las decisiones acertadas del pasado. Entre estas estrategias cabe destacar la permanente actualización de nuestros medios de transporte internacionales, empezando por un AVE que nos conecta a nuestro país y su periferia, siguiendo por un puerto al que llegan diariamente turistas y envía mercancías a nivel global, y terminando con un aeropuerto que nos sitúa en el mundo.

Pero es la mano de obra cualificada la que ha hecho cambiar a Málaga y lograr que muchos hoy nos miren con respeto. La correlación entre la formación académica y las necesidades empresariales juegan hoy un papel decisivo en los planes de estudios, tanto de la formación profesional como de la universitaria, y en ello todos estamos de acuerdo. La brecha digital que supone actualmente crear trabajadores sin cualificación tecnológica ha sido vencida, y nuestra Universidad crea profesionales con una alta preparación en estos campos, lo que responde a gran parte de las demandas actuales.

A pesar de que la ponencia congresual dedicada específicamente a nuestra ciudad estuviera copada por inversores del mundo de la construcción, la banca y las grandes cadenas comerciales, no sería muy representativo del variopinto empresariado actual. Hoy se buscan lugares con gran potencial y, especialmente, con pocas tensiones políticas. Y ese es nuestra oportunidad, de ahí que el escaparate mostrado en este congreso haya sido trascendental.