Málaga y su industria maldita

Málaga tuvo también una vez una gran empresa textil. El último dueño se fugó y murió en Kenia de un infarto

Se me había olvidado ya que hubo una vez en Málaga una empresa líder mundial en la fabricación de paneles solares, que empleó a más de un millar de trabajadores. Casi medio siglo después de que la costa luciera como apellido el del astro rey, por fin había encontrado su auténtico camino. La naturaleza también había dotado a Málaga de un potencial energético imbatible. Sólo era cuestión de construir un futuro que girase sobre esa materia prima inagotable.

Isofotón sería sólo la punta de lanza. Pero la empresa entró en barrena. Por su ambición y por sus gestores. Hasta 170 millones de euros le reclamaron a uno por su supuesta mala gestión. El caso es que la Junta se encontró con 700 trabajadores en el limbo y la presión social para que encontrara una solución. Como por arte de magia, aparecieron los hermanos Serrano. Dos consultores que habían obrado el milagro de crear una empresa que en pocos años facturaba más de cien millones, con varias oficinas repartidas por el mundo. Habían hechos sus pinitos con la energía solar, en China.

Lo que sea para salir del atolladero. Así que la Administración, en 2010, le vendió por un euro la sociedad y además le inyectó más de 30 millones de euros en ayudas, para animarlos. Al fin y al cabo se hacían cargo de una firma que arrastraba una deuda de 200 millones de euros, como mínimo. Y durante un tiempo proclamamos el milagro. Isofotón renacía de sus cenizas. Se anunciaban acuerdos con multinacionales. Una sede en Estados Unidos. Pero el departamento de I+D+I continuaría en la provincia. El presidente, Ángel Luis Serrano, elevado a la categoría de héroe. Incluso un mesías. Y todo se esfumó. Que si nadie cumplió sus promesas. Que si los chinos no eran de fiar. Un ERE y 300 trabajadores fuera. Cinco meses de impago y el alivio de la liquidación. Querellas archivadas a la Junta para recuperar las ayudas. Y el silencio. Hasta ahora. Una juez de Sevilla, con la denuncia presentaba en 2015 por el comité de empresa, ha entrado a fondo. El viernes dictaba una orden de detención contra el ex presidente de la compañía, con domicilio en Panamá, que no se presentó a declarar.

Málaga también tuvo en los 70 una gran industria textil: Intelhorce. Hasta 3.200 trabajadores. El Estado aprovechó para deshacerse de ella cuando España entró en la UE. En 1989 se le vendió al italiano Giovanni Orefici por un precio simbólico. También con el incentivo de 5.000 millones de pesetas, unos 30 millones de euros. Se suponía que en realidad era el grupo Benetton el que se hacía con su gestión. Con el tiempo la empresa cerró. Pasaron años hasta que se celebrara un macrojuicio, en el que llegó a desfilar como testigo el ex ministro Carlos Solchaga. Orefici huyó y murió en Kenia de un ataque al corazón.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios