La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Manual 'socialí'

Una cosa es predicar y otra es dar trigo, repartido, como socialistas que son, sin ton, ni bromas que le expropien el montón

Enfrentarse a la teoría no es difícil para el buen socialí. Papel y lápiz y a redactar eslóganes y pareados que te crió. A poco que se proponga el reparto equitativo de la riqueza, que la igualdad sea un proyecto perpetuo de lucha política, y que el sentimiento solidario lo empape todo, incluso lo ajeno, uno puede ir sintiendo sobre su piel que se hace socialista de España.

Es muy chic y progre hablar de las ideas que modernizan y se posicionan en el ambiente dejando pública constancia de ese espíritu tan bien queda y emocionante, hasta que la teoría del efecto explicativo toca arrebato en la propia casa. La cosa cambia cuando hay que cubrir con ostentación empírica lo dicho en los eslóganes y pancartas. Dar ejemplo con lo de uno es la mejor manera de pasar de la teoría a la práctica, de aplicarse el cuento. Pongamos ejemplos.

La reforma laboral que ha procurado que el empleo no sea una losa definitiva, ha de ser criticada por el buen socialista en sus conceptos, formas y postulados, porque es el tic que mejor ajusta hoy el perfil progresista. Claro, hasta que les permite ahorrarse unos euretes de indemnización a quienes son despedidos por una reconversión laboral ajustada a los ingresos del partido. Qué bien les vino la maldita reforma.

Aquel minero socialista y sindicalista de Soma-UGT que iba bendiciendo la lucha obrera como un resorte inabordable contra el capitalismo, pero que, a la vez, le permitía ir sisándole a la propia lucha unos cuantos millones de euros con los que garantizarse una jubilación próxima a la del perro de la lotería. Y sin dar un mal ladrido siquiera.

Miren ese ejemplo de última hora acaecido en la propia sede socialista de Ferraz. El reparto del billete premiado con el Gordo de Navidad ha quedado en una mera ilusión para los empleados no agraciados con el décimo premiado, ni con la amistad del gerente del PSOE. Los que han trincado el casi medio kilo de euros no lo sueltan ni aunque reviviera Pablo Iglesias con el puño alzado agarrado a la rosa roja. Su solidaridad es exigible solo para aplicación ajena. A ellos se la tendrán que pedir por vía judicial.

Lo advirtió Margaret Thatcher cuando nos previno de lo buenos que eran los socialistas gastando el dinero... de los demás. Una cosa es predicar y otra muy distinta es dar trigo, repartido, como socialistas que son, sin ton, ni bromas que le expropien el montón. Ahí va su eslogan: el dinero mío para mí, es el tuyo el que hay que repartir. Principio primero del manual de la buena costumbre socialí. Y usted que lo lea.

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