PANORAMA SIN EL SILO

Francisco Peñalosa

Maquillajes

PARA hablar de maquillajes, los ingleses dicen make-up: poner algo encima. La selección española de fútbol, La Roja, se puso encima una piel de cordero blanca. Llegó a Austria, se la quitó y ya ven ustedes lo que ha pasado. Con el fútbol se maquilla la desaceleración, que a su vez maquilla la crisis.

Para maquillar sus vergüenzas, las morbicidades de 20 millones de vecinos se ponen encima rascacielos. Seúl, Ciudad de México, Sao Paulo, Delhi o Bombay, tienen padrones similares y todas tienen su Manhattan propio. Shanghai, aglomeración veintemillonaria, tiene 700 rascacielos. Uno de ellos, el Shanghai World Financial Center, mide casi 500 metros de altura. Pero aunque la mona se vista de seda, detrás quedan las favelas. En las torres caben un millón de personas. Los otros 19 millones, a la puta calle. Jerusalén, ciudad herida y rota, se ha maquillado con un nuevo puente de Santiago Calatrava, para tapar los desgarros urbanos y las fracturas sociales. El puente ha sido construido por obreros palestinos, para que transiten israelíes. Como siempre, ha costado el doble del presupuesto inicial. Los judíos dicen que el mástil con los cables sustentantes del tablero evocan el arpa del Rey David. Calatrava afirma haberse inspirado en las jaimas bereberes.

Todo es susceptible de ser maquillado. Desde una geisha hasta una cuenta de resultados. Maquillando las bacinillas que usan los palanganeros de la púrpura oficial, ladinamente envueltas para regalo con el Manifiesto por la Lengua Común, Pedro J. y J. Losantos han orinado con lluvia de oro sobre el castellano, salpicando a los abajo firmantes.

En la Real Academia Española se maquillan como pingüinos, aunque a estos animales se les conozca como pájaros bobos. Pero, habitualmente, debajo del negro frac, se guarda mucha sustancia gris. Con algunas excepciones, Luis María Ansón, presidente de un suplemento cultural y ex director del ABC verdadero, el jueves pasado hacía una laudatio de las dotes poéticas de Alfonso Ussía, citando estos versos del nieto de Muñoz Seca: "Si ante Zapatero te hallas solo, no te rasques la punta del zerolo". Nada más leerlo, corrí a renovar mi carné de finlandés, acompañado por la sombra de Quevedo, a quien Ansón , en su osadía, sacaba a colación en el texto sobre Ussía. Para estos casos graves, el maestro de la Torre de Juan Abad dice: "Que ya toda Castilla,/ con sola esta cartilla,/ se abrasa de poetas babilones,/ escribiendo sonetos confusiones,/ y en la Mancha, pastores y gañones,/ atestados de ajos las barrigas,/ hacen ya cultedades como migas."

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