Confabulario

Manuel Gregorio González

Mariano, liberado

UNA de las consecuencias de la crisis del PSOE ha sido la liberación de Mariano Rajoy, y la mejora de sus expectativas como presidenciable. Dentro de unos años, es probable que los analistas atribuyan dicho éxito a la inteligencia florentina de Rajoy, y a esa morosidad paciente, abundosa, registral, con la que aturde y obnubila a sus oponentes. No hay que engañarse, sin embargo: la próxima investidura de Rajoy se deberá, en gran medida, a una extraña victoria de la oposición, que ha virado inesperadamente en derrota. La victoria de Sánchez ha sido ésta de distanciarse del PP, como forma de frenar a Podemos. La derrota del PSOE, no obstante, obedece al mismo cálculo estratégico. Si hace unas semanas el PSOE estaba en disposición de influir en el próximo Gobierno de Rajoy, ahora es Rajoy quien puede prescindir, no sólo de las indicaciones del PSOE, sino de la propia existencia de tal partido.

Esta misma paradoja es la que impedía el Gobierno progresista (PSOE, C's y Podemos), que ingenuamente proponía una plataforma ciudadana. Ni Rivera ni Iglesias querrían participar en dicha coalición, so pena de arder en esa breve hoguera; y tampoco el PSOE podía arbitrar un justo medio entre el unionismo de Ciudadanos y el vago cantonalismo de Podemos. Lo cierto, en cualquier caso, es que entre apocalípticos e integrados, entre pedristas y críticos, se ha abierto un espacio en el que Rajoy podrá imponer cómodamente su política, salvo la rémora de sus acuerdos con Albert Rivera. Y la razón, señalada ya por Javier Fernández, es que unas terceras elecciones supondrían, tal vez, el hundimiento del PSOE y una podemización de la izquierda española. Con lo cual, es probable que el PSOE acepte como necesidad, admita como socorro agónico y provisional, lo que antes rechazaba por motivos ideológicos y de campaña.

¿Es éste el fruto de las presiones del Íbex 35, como se sugiere últimamente? Si es así, se trata de un fruto tan torpe como mezquino, que a la larga operaría en su contra. La situación actual del PSOE se debe, en mayor grado, a sus propias y desacertadas decisiones. Una temprana abstención del PSOE hubiera significado, probablemente, un cambio en las políticas sociales del actual Gobierno de España. Sin embargo, las urgencias electorales (Podemos) y la corrupción que acucia al PP, encaminaron a Sánchez en una dirección incierta. El resultado es este territorio exento por el que cruza, triunfal, don Mariano. No ha llegado aún la Navidad, y Rajoy ya tiene su regalo.

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