PACO de la Torre tiene una virtud propia de un buen alcalde. Conoce Málaga, se sabe su callejero mejor que un GPS y llama por su nombre a los representantes vecinales. Siempre tiene un minuto para detenerse con quien quiere contarle un problema. Pero, en esta ocasión, el problema lo alimenta él y quién podría tener que detenerse es la obra del metro por el veto de los residentes de Bailén-Miraflores que el regidor lleva meses alimentando. Y es que, junto a la virtud de conocer los colectivos de la ciudad, el primer edil tiene el defecto de saber agitarlos y lanzarlos como un cóctel molotov contra la Junta cuando se acercan las elecciones.

A dos días de la reunión de la Junta con los residentes de la zona del Hospital Civil para analizar las posibles estrategias de movilidad -cita que debería haberse producido antes-, De la Torre se ha adelantado para preparar el terreno. Se ha comprometido a que la obra no se realice sin consenso vecinal. Partiendo de que el consenso está caro últimamente en España, la estrategia está clara ¿Quién podría negarle al regidor el derecho a pedir que se someta el proyecto a los vecinos? Lo cierto es que se podría negar el Banco Europeo de Inversiones, que financia gran parte de la infraestructura porque la viabilidad económica depende de que vaya en superficie, y la Junta con quien, después de desdecirse del acuerdo alcanzado en 2014, el propio alcalde firmó un compromiso que parecía definitivo en mayo de este año.

No cabe duda de que hay que escuchar a los vecinos para acometer una obra de esta envergadura y de que hubiera sido recomendable hacerlo en otros proyectos de la ciudad - como se propone ahora con el ruinoso Astoria-. Pero no es menos cierto que una infraestructura de este calibre siempre genera inconvenientes temporales que deben sopesarse contemplando la sostenibilidad, la rentabilidad económica y el beneficio en movilidad a largo plazo. ¿Qué quiere Paco de la Torre con esta nueva algarada? ¿Se hace el referéndum sólo en la zona del Hospital Civil o vota toda Málaga? ¿Es que sólo van a pagar esos vecinos la obra? La respuesta a todas las preguntas es sólo política: el alcalde seguirá desdiciéndose de los compromisos adquiridos y parapetándose detrás de los vecinos cuando no quiera asumir su responsabilidad y explicar las ventajas e inconvenientes del proyecto.