La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

¿Ministros de Podemos?

¿Qué pasa si se condena a los golpistas, Sánchez acata la sentencia y su vicepresidente la rechaza y apoya a los presos?

Independientemente de que la suerte de Pablo Iglesias como líder de Unidas Podemos esté vinculada por completo a que Pedro Sánchez lo haga ministro de su Gobierno de coalición, la verdad es que hay razones para que los podemitas cogobiernen con los socialistas. No es un capricho.

Veamos. El PSOE está muy lejos de la mayoría absoluta (si no recuerdo mal, apenas superó en abril el 30% de los votos) y dispone de 123 escaños en un Congreso de los Diputados de 350. Dada la oposicion frontal de los partidos segundo y tercero (PP y Ciudadanos), necesita para su investidura una estrecha alianza con la cuarta fuerza política, que es Podemos. Por eso lo nombró, y lo considera, socio preferente. Y por eso Podemos se ve legitimado para pedir una participación en el Gobierno acorde con su representación electoral, no un papel simbólico y marginal. Bueno, es lo que han aceptado los socialistas en algunas comunidades autónomas, como Valencia y Baleares, y numerosos ayuntamientos. Coaliciones de acuerdo con la fuerza de cada coaligado.

¿Por qué no va a ceder Pedro Sánchez a esta pretensión de su socio preferente y aspira a convertirlo en socio preterido? Porque por nada del mundo quiere sentar a su mesa a un invitado en quien no confía. Alguien sobre el que no manda orgánicamente. Ministros que no se cuadran ante él porque no es su secretario general. Gentes con las que coincide en una parte de la política social que defienden y discrepa en el 80% del resto de las políticas a practicar. Un ejemplo nada improbable: ¿qué pasará si los golpistas presos son condenados, Sánchez acata la sentencia y su vicepresidente, sea Iglesias u otra, la rechaza y acude a la cárcel a reconfortar a los pobres "presos políticos"? ¿Puede durar un Gobierno cuya cabeza, y dos tercios de cuyos integrantes, niegan que Cataluña tenga derecho a la autodeterminación, y cuyo otro tercio exige un referéndum para lo mismo? Otro ejemplo: ¿Sería normal y aceptable que las ministras podemitas de Transición Ecológica y Asuntos Sociales -un poner- llamaran a la movilización callejera contra los topes de deuda pública y déficit impuestos por Bruselas y aplicados por la ministra socialista de Hacienda?

Un Gobierno de coalición precisa de socios leales que hagan de la necesidad virtud y no persigan ante todo arrebatar el electorado al otro. De esa especie no hay hoy en España. Ni en el PSOE ni en Podemos.

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