La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Morillas y Montero retratadas

Un ejemplo límite de retorcerle el brazo a la verdad y la legalidad para adecuar la realidad a su discurso

Imágenes robadas y manipuladas sin consentimiento de las modelos y de sus autores de una forma insultante e imbécil que contradice el objetivo de la campaña "todos los cuerpos son válidos" al retocarlas digitalmente para eliminar una pierna ortopédica colocando en su lugar una falsa pierna de carne, añadiendo vello a las axilas o reduciendo a una amputación una doble mastectomía. Una campaña catastrófica por la apropiación indebida de las fotos y su manipulación, además de mal planteada en su concepto.

Es cierto que desde la publicidad, el cine o las redes se proponen/imponen modelos de perfección difícilmente alcanzables. Es cierto que las personas (todas: hombres y mujeres) que han sufrido una amputación han de superar la bajada de autoestima y el pudor por mostrar su cuerpo. Es cierto que la obesidad -no sólo la femenina, también la masculina- puede ocasionar complejos y suscitar reacciones peligrosas para la salud. Es cierto que la obsesión por la perfección física ha disparado hasta el absurdo los retoques de cirugía estética a los que las estrellitas de la telebasura (y supongo que las y los influencers y otras criaturas que pululan por las redes que afortunadamente no frecuento al no sentir la pasión del Harry Lime de El tercer hombre por las cloacas) se someten regularmente.

Todo esto es cierto. Pero también lo es que desde el ideal de belleza basado en la divina proporción de Policleto hace 2.500 años existe un canon occidental de la belleza que, pese a haber sufrido cambios a lo largo los siglos, en lo esencial ha permanecido proponiendo un ideal físico que en la cultura griega se unía a otros ideales filosóficos y cívicos: la famosa tríada de bondad, verdad y belleza de Platón. Y a nadie ofenden Venus y Apolo.

Y mucho más cierto es que el Instituto de las Mujeres, adscrito al Ministerio de Igualdad, en su obsesión por ideologizarlo todo reduciendo la realidad a estereotipos, ha metido la pata en una cuestión tan sensible de la forma más grosera, manipulando abusivamente fotos sin consentimiento de quienes las hicieron o figuran en ellas para adecuarlas a su discurso. Un ejemplo límite de retorcerle el brazo a la realidad, a la verdad y a la legalidad para hacer decir a las fotos manipuladas lo que no decían, pero conviene al Instituto de María Antonia Morillas (PCA) y al Ministerio de Irene Montero (Podemos). Se ve que unidas, pueden… liarla.

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