letra pequeña

Javier Navas

Morosos en la costa

LOS ayuntamientos no pueden apechugar con sus deudas. Antes tampoco pero no dejaban de endeudarse y aplazar pagos, confiados en el prestigio de la Administración pública y en la biología: siempre cabía que el acreedor se muriera de viejo. Creo que era Oscar Wilde quien dijo: "Las deudas solo preocupan a quienes piensan pagarlas". No hay que fiarse de internet, las páginas de proverbios y citas les endilgan cualquier frase ingeniosa a Wilde o a Groucho. Podía haberla dicho un munícipe español en un insólito ataque de sinceridad. Hacer negocios con un ayuntamiento era para los empresarios doblemente trabajoso: primero, el trabajo propiamente dicho y luego, la trabajera para cobrar. En cualquier caso se trataba de un buen cliente, el alcalde no echa la persiana de la casa consistorial; todo lo más su secretario te dice que está reunido. Si un municipio declara la bancarrota... Imposible, pensaría el constructor, tendría que declararla España y un país europeo no va a quebrar. Pero el constructor, en la sala de espera mientras el alcalde se reúne, lee en la prensa lo de Grecia y si también ha leído al poeta Shelley, quien dijo: "Todos somos griegos", para cuando lo reciban el periódico estará hecho un higo.

Una planta se pudre por las raíces. Para que Zapatero admitiese el ralentí económico, los impagos tenían que haber empezado en gobiernos autonómicos y municipales. Se le quita la casa a quien debe el alquiler pero hay pueblos donde casi todos viven de negocios con la Administración pública y no se asumen medidas para saldar las deudas que ésta contrajo. En Vélez han tomado una decisión drástica. No pagarán su contribución a la Mancomunidad Axarquía-Costa del Sol, al menos temporalmente, para paliar la deuda con los proveedores. Teniendo en cuenta que Vélez contribuyó a fundarla y que hoy un organismo y otro son gobernados por el PP, la medida no parece una pataleta. A mi juicio de votante, contribuyente y lector, la veo comprensible. Y podemos estar asistiendo al primer paso del desmantelamiento de la Mancomunidad. Son muchos los que claman contra las diputaciones, algunos no entendemos qué pintan 17 autonomías, pero ¿y las mancomunidades? ¿Para "coordinar esfuerzos entre municipios, etc."? Eso no se arregla creando organismos nuevos sino suprimiendo: si hay tres cortijadas esparcidas por el monte, no se instituyen tres ayuntamientos y una mancomunidad. Se instituye un ayuntamiento y el ministerio de Obras Públicas extiende una carretera. Esto provoca un saludable efecto reductor sobre a) el número de poltronas y b) el machito orgullo aldeano. Habrá menos concejales firmando contratos; no por eso habrá menos contratos. Y con más probabilidades se cobrarán.

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