Navarro, no es para viejos

Navarro. La Bomba. Jeckyl y Hyde. Un jugador irrepetible y en su caso no es un tópico

España no es país para viejos. La misma España es vieja viejísima y hay algunos que ta no le tienen paciencia, no. Están cansados de España y se confunden los pobres a diario. Trastocan la cosa y creen que un país es su Gobierno o sólo los votantes que lo sustentan. Se tropiezan en el argumento y entienden que esta tierra se corresponde punto por punto con sus propias fobias. Se ilusionan pues con otras quimeras, criaturillas, porque el traje español se les quedó viejo y no les parece que sea un paño a la moda para moverse por el mundo de sueños o de suecos, que de todo hay, en el que cada cual fija sus anhelos. En un país así, en un país tan antañón y malquerido, no es tampoco de extrañar que a otros viejos se les zurre a pesar de sus buenos quehaceres de juventud y madurez. Me refiero, claro, a Juan Carlos Navarro, el legendario jugador de baloncesto que ayer puso punto y final a su carrera en la selección española. Lo hizo colgándose el bronce en Turquía, repitiendo una imagen de triunfo que ha sido la norma desde que aterrizó en el combinado nacional en los viejos y grisáceos tiempos anteriores a la gasoltiranía. Navarro, desde aquellos años, fue para mí una especia de Doctor Jeckyll y Mister Hyde. En verano la Bomba, un tío que me hacía vibrar y gozar, y el resto del año el puto Navarro, porque, sí, soy madridista y rara era la vez en la que no nos se la liaba a Real Madrid con sus tiros o sus entradas. Un jugador extraordinario en cualquier caso, tanto favor como en contra, que deja una hoja de servicio y brutal y que no se merece los miles de comentarios irónicos o directamente de mal gusto que ha ido leyendo por diversos foros durante los días que ha durado el campeonato. Si se equivocó o no en alargar tanto su presencia internacional podría debatirse, pero incluso un error así, tan humano, sería perdonable. Más aún si, en una selección plagada de lesiones, echas una mano a pesar de tus carencias. España, en fin, es un país viejo que desdeña a sus mayores, pero aún quedamos millones de españoles que sabemos ser agradecidos. Navarro. La Bomba. Jekyl y Hyde. Un jugador irrepetible y en su caso no es un tópico.

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