Neda

En Cataluña, a veces ignoras si los interlocutores te engañan o simplemente no saben de qué hablan

Uno de los problemas de la situación que vive Cataluña es que la mitad de las veces ignoras si los interlocutores te engañan o simplemente no saben de qué hablan. Y cualquiera de las dos alternativas es igual de mala. El último ejemplo, el señor Ramón Tremosa, eurodiputado del PdeCAT.

Para él, una opción posible es que, mientras que usted lee estas líneas, el president declare unilateralmente la independencia para luego dejarla en suspenso a la espera de un reconocimiento internacional. Como en su día hizo Eslovenia. Lo que, amparado en el patente desconocimiento que tienen los estudiantes españoles de historia contemporánea (catalanes incluidos), suena muy civilizado. Por lo que, el también profesor de economía en la Universidad de Barcelona nos explica que la antigua república yugoslaba, tras realizar su referéndum unilateral y declararse independiente, suspendió su declaración con el fin de negociar con Belgrado. Y en ese impás y como si no hubiese pasado gran cosa, al cabo de seis meses llegó el anhelado plácet internacional. Lo que es una falacia. Eslovenia realizó un referéndum ilegal en diciembre de 1990. Pero no se declaró independiente hasta el 25 de junio de 1991, cuando se encontró militarmente preparada para ofrecer cierta resistencia a Belgrado. El 26 de junio, el ejército yugoslavo se movilizó hacia las fronteras de Eslovenia dando comienzo a la Guerra de los 10 días. Un modélico proceso de independencia que se llevó por delante la vida de 62 personas, dejó heridas a más de 300 y del que se salió relativamente bien, porque Serbia ya se preparaba para la inminente guerra contra Croacia. Nada que ver con la idílica alternativa que nos sugiere el profesor.

En los últimos días, han sido muchas las voces que se han levantado pidiendo un dialogo constructivo. Para ello, la primera regla es no engañar a la audiencia. La independencia de Eslovenia fue menos traumática que la del resto de repúblicas Yugoslavas, cuyas historias nada tienen que ver con la de Cataluña, pero no por eso dejó de ser trágica para muchas familias. Los diálogos sólo pueden ser fructíferos si son sinceros y eso es imposible si cada cual cambia la historia a su conveniencia. Escuchando los argumentos de este profesor, me pregunto si se equivoca o simplemente se las inventa al vuelo. Luego me acuerdo de Neda, de quien Quique me dijo que quería salir de allí como fuese y no volví a tener noticias.

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