Ignacio Del Valle

Nochebuena de Bizum

21 de diciembre 2023 - 00:45

Nochebuena al asalto. Cíclica existencia. No se ha dado cuenta y ahí está la nochebuena a tiro de polvorón. Por mucho que se planifique somos dados a dejar compras para última hora. Procrastinar sale caro. Es adivinar una semana extendida de vacaciones y se nos nubla la agenda. Encima, este año al caer el 24 de diciembre en vez de domingo sofá-mantero, se espera vía crucis de cola en centro comercial . Los estudiantes a partir del sábado tendrán barra libre de desparrame. Ecos de El Almendro y vuelve a casa por navidad. A más de uno le va a salir la broma inolvidable. Los precios de todo suben argentinos por días. A tal punto que en más de una familia de esas que se reúnen en mogollón todo el clan sobre la misma mesa, para esta Nochebuena se proponen cobrar el cubierto a lo restaurante.

El festín de cuñados y yernos de gañote se acaba por la magia del Bizum. Bizum en vez de zambomba: salimos a tanto por barbapapá y aquí mi número de teléfono, no te escaquees. El aceite de oliva virgen se cotiza como la sangre de unicornio, el cordero al peso de vellocino de oro y así todo. Los Baby Boomers recordamos las navidades de abetos resinosos con espumillón, bolas de cristal de mírame y no me rompas más cuatro luces tuertas alumbrando las calles principales de Cenacheriland, que en las afueras había barro por asfaltado. Ahora con la moda de las epilépticas luces leds hasta los balcones más distinguidos parecen puticlubs. De las nochebuenas de villancicos, rapsodia de botella de anís, discusiones cogorzas como monos y un par de canales de televisión hemos pasado a la gastrontería caramelizada de pantalla táctil. Replicando mensajes y videoconferencias con los allegados de Reticulín. Y en cuanto a las criaturas, especie en extinción, dando botes excitados con tanto subidón de azúcar papanoelesco.

Disculpe que me anticipe. El jolgorio de verdad comienza mañana con el sorteo del gordo escurridizo. Con el origami de participaciones de lotería de la cofradía abultando la cartera menguante y el décimo de la oficina pegado cerca de san Pancracio en un imán en la nevera. La esperanza de que la ciega diosa Fortuna y la Ocasión calva que no se deja atrapar por los pelos, nos dé una palmadita en la espalda con un taco de billetes y mucha salud para disfrutarlo. ¡Feliz Navidad!

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