Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Noticia de portada

ETA ya no triunfa en las portadas de los periódicos. Su crédito ha llegado al grado cero de la verosimilitud. No es un dato desdeñable. El sábado por la noche, cuando los periódicos teníamos perfilada la portada del día siguiente, las agencias avisaron de que la edición digital de Gara, el diario de la izquierda abertzale, daba cuenta de un nuevo comunicado de ETA en el que los terroristas, con esa sintaxis deliberadamente enrevesada y ambigua, se comprometían a analizar (o algo así) la Declaración de Bruselas, un documento preparado por mediadores que aboga por el abandono definitivo de la lucha armada bajo supervisión internacional.

¿Noticia importante? ¿Esclarecedora? ¿Histórica? ¿Qué importancia cabía dar a ese aparente compromiso de la banda con el fin de la violencia? ¿Había que deshacer el planteamiento de la portada y hacer una nueva? Uno de los trabajos más importantes y comprometidos de un medio de comunicación es calibrar la importancia de las noticias, sobre todo las relativas al terrorismo, donde a la objetividad hay que sumar (o restar) la prudencia y la resuelta intención de no favorecer mediante la propaganda indirecta a los asesinos, bien divulgando sus tesis o intimidando a la población. Una semana antes, los periódicos habíamos concedido a otro comunicado de ETA un espacio significativo. Pero el éxito del segundo fue mucho más relativo.

Al día siguiente, por primera vez, buena parte de los diarios redujeron en portada a un espacio secundario e incluso terciario la declaración terrorista. Durante décadas, la actividad o las declaraciones de ETA han reinado en las portadas. Las falsas expectativas sobre treguas o los infundados amagos de abandono de las armas han mandando de manera absoluta. No porque los periodistas no fuésemos conscientes de la dificultad de informar sin, al mismo tiempo, beneficiar de algún modo la causa terrorista sino porque aún cabían las dudas sobre la preeminencia informativo de los mensajes provenientes del lado del terror.

El domingo ya no. Ni siquiera Rodríguez Zapatero aludió en su mitin en Cataluña al comunicado y los comentarios de la oposición fueron extraídos con sacacorchos. La capacidad de intimidar de los terroristas se ha derrumbado gracias a las constantes acciones policiales, El crédito de la banda, incluso para anunciar algo así como el comienzo de su liquidación, se ha disuelto. Nadie, por fin, les cree ni concede a sus palabras el (des)crédito de la amenaza. No valen, no apabullan, no acobardan ni imponen. No son primera noticia de portada.

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