LA comparación ha sido práctica habitual en los partidos políticos cuando por esta época se difunden los presupuestos para el próximo año de las distintas administraciones públicas. El PSOE de Málaga arremetió cuando el Gobierno de Rajoy presentó sus cuentas de 2014 y lamentó que Málaga ocupase el puesto 43 de España en inversión por habitante, cuando el último año de Zapatero había conseguido alzarse al tercer lugar. Los populares no han podido replicar con las cifras del Gobierno andaluz, que gestionan socialistas e IU sencillamente porque no les han dado ni siquiera la oportunidad. Las inversiones no se han provincializado. Pero cualquier dato es suficiente en unos y en otros para fomentar los recelos y las envidias que inexorablemente conducen a los localismos que tanto daño han hecho en Andalucía en estas últimas décadas. Por ejemplo, ayer la parlamentaria andaluza del PP por Córdoba Rafaela Obrero se quejaba de que la opacidad de la Junta con sus Presupuestos impedía conocer las inversiones educativas en la provincia, pero a la vez reprochaba que en los documentos no apareciera la autorización al Conservatorio Profesional de Música en la localidad cordobesa de Priego cuando sí figura la del Conservatorio Martín Tellado de Málaga.

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