Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Oropeles

Que las elecciones sean un domingo, el siguiente o el anterior no va a mejorar la vida de los andaluces

No hay quien se resista a los oropeles del poder. La capacidad de decidir sin otro criterio final que la propia voluntad, que esa decisión sea esperada con expectación y considerada trascedente debe de embriagar más que cualquier alucinógeno. Sentirse poderoso es un juego divertido que permite ir al despiste, dejar paso a especulaciones y manejar la intriga a satisfacción. Lo hemos visto en muchas ocasiones. Pero ahora, con Juanma Moreno y el mareo de perdiz con respecto a la fecha de las próximas elecciones andaluzas, parece que estamos alcanzando unos niveles un tanto exagerados. Se trata, además, de una mercancía que tiene unos consumidores muy determinados: los políticos y los que los rodean, incluyendo en esta categoría una parte no pequeña de los medios de comunicación.

Porque a usted, que seguramente es un ciudadano interesado en la cosa pública y que se limita a cumplir con el deber cívico de votar, que las elecciones sean un domingo, el siguiente o el anterior, o incluso que sean un jueves o un viernes, como parece que es la última novedad al respecto, le importará seguramente muy poco. Y, sin embargo, parece que Juanma Moreno no ha tenido nada más importante en su agenda de los últimos meses que tomar esta delicada decisión, que no va alterar ni para bien ni para mal la vida de los andaluces.

Estamos ante un ejemplo más del ensimismamiento que siente el poder por sus propios mecanismos internos. Lo importante es ser poderosos, por el mero hecho de serlo, y poner los medios necesarios para seguir siéndolo. En la determinación de la fecha electoral, una vez que se ha decidido dar por concluida la legislatura, lo único que cuenta es mover los hilos necesarios para intentarse garantizar la permanencia en el poder. Lo que se valora es cómo se puede beneficiar el que está al mando y, de paso, perjudicar al que pretende estarlo. Todo lo demás es secundario, por mucho que se quieren articular discursos, que suenen a falsos desde la primera sílaba, sobre el bien general y los sagrados intereses del pueblo.

Cuando se escriben estas líneas, la incógnita permanece sin despejar y Juanma Moreno sigue aprovechando cada comparecencia pública, que no son pocas en estos días, para darle vueltas al trile de la fecha de las elecciones. Todo lo demás ha pasado a un segundo plano, en medio de una situación social cada vez más llena de incertidumbre. Los oropeles del poder le ganan el pulso a la gestión de ese mismo poder.

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