PISA y las Matemáticas

Los recientes resultados del informe PISA en relación a Andalucía han hecho saltar todas las alarmas

Los recientes resultados del informe PISA, en referencia a Andalucía, han hecho saltar todas las alarmas acerca del sistema de enseñanza y aprendizaje de nuestra Comunidad. Mientras se achacan los resultados al método estadístico empleado, al nivel socioeconómico de los colegios escogidos (argumento que es un peligroso boomerang) o al intento subyacente de promover la enseñanza pública sobre la privada, convendría pararse a analizar el examen en si y el porqué se obtienen tan bajas puntuaciones.

En el caso de las Matemáticas, es curioso comprobar como la mayoría de los ejercicios requieren de poco aparataje científico. No es necesario que los alumnos conozcan la resolución de ecuaciones de alto nivel, ni siquiera operaciones complicadas, pero sí deben poseer un alto nivel de lógica y sentido común, unido a un cumplimiento estricto de las reglas básicas planteadas en el problema. Cuesta trabajo pensar que si nos dice el enunciado que las caras opuestas de un dado siempre suman 7, y nos están enseñando un 5, no podamos deducir que por detrás debe haber un 2. Y si vamos recorriendo las diferentes preguntas del examen podemos comprobar que tratan de enfrentar al alumno ante situaciones de lo más cotidiano, como es cambiar dinero u horarios entre diferentes países, ubicar objetos en el espacio o comprobar si se posee suficiente material para realizar un proyecto. De ahí que surja una pregunta de fondo: ¿nuestro sistema de enseñanza de las Matemáticas le permite a una persona trasladar un problema real a un modelo numérico, resolverlo e interpretar la solución? Y parece que la respuesta es que no suficientemente.

Hoy los libros de texto sobre Matemáticas dedican mucho tiempo a resolver problemas ya planteados, y sin embargo dan menos importancia a que sean los estudiantes los que los deduzcan a partir de una situación real. Por otra parte, está todo tan estandarizado que cuando un alumno se examina de algún concepto matemático lo olvida posteriormente, ¡como si uno pudiera olvidarse de leer y escribir tras su aprendizaje!. Por tanto sería recomendable que nuestros alumnos, al igual que los de otras regiones y países, entrenasen para estas pruebas. Los enunciados de los problemas son tan atractivos que permiten entablar el diálogo en el aula para tratar de resolverlos colectivamente. Y, aunque ello implique leves cambios metodológicos, merecería la pena intentarlo.

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