La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

PSOE: ¿hay alguien ahí?

De las crisis, de todas, se sale. Pero qué hacer con unas siglas que no sabemos ni qué representan ni a quién

Necesitamos partidos políticos centrados. Y no hablo del espectro ideológico; hablo de coherencia y de respeto a la gente. De encontrar una siglas en las que te puedas reconocer, con las que puedas estar más o menos de acuerdo y que podamos defender tanto como criticar. La militancia -activa y pasiva- debería ir de esto: de mantener un compromiso con la cosa pública aunque un día te rebeles, otro día le des la espalda y, en algún momento de la vida, hasta te cambies de bando.

Siempre he pensado que nuestra democracia ganó hace seis años cuando Podemos y Cs irrumpieron en el tablero político. Porque nos hicieron ver que había vida más allá del bipartidismo y porque convencieron a miles de votantes sobre el estado de encefalograma plano en que habían entrado el PP y el PSOE. ¿Recuerdan aquello de "no nos representan"?

Pero el pluralismo debería ser un valor, no un espejismo. Lo hemos sufrido en el mapa informativo -de qué sirve tener muchos medios en una ciudad si todos están sujetos por los mismos hilos- y lo estamos viviendo en la vieja Europa con los órdagos y tensiones de los partidos extremos de izquierda y de derecha. Populismo y fanatismo a partes iguales. ¿De verdad que Polonia y Hungría han secuestrado el plan millonario del Covid?

En Andalucía, el Presupuesto de la Junta está pendiente de Vox. De sus 72 exigencias y del orgullo herido de su líder en Madrid. Las he leído con detenimiento: un tercio las firmaría sin dudarlo, desde el apoyo a las familias numerosas hasta el control severo del gasto público. Pero no sé qué hacer con sus excentricidades: ¿es una prioridad cambiar el nombre de Canal Sur? ¿200.00 euros para un documental sobre un militar? Y no entro en el precio ideológico de sus peticiones...

Los nuevos partidos, sin excepción, han ilusionado en España tanto como defraudado. A Cs lo pulverizó Rivera, a Podemos lo está incendiando Iglesias y a la parroquia de Vox sólo se puede ir convencido de casa. Miremos entonces atrás... El PP de Pablo Casado parece dispuesto a resituarse: acertará o se estrellará, pero al menos ha cogido el timón. El PSOE de Sánchez sigue jugando al despiste: acusa el desgaste del poder, da alas a la oposición y solivianta a los propios. Las crisis, todas, incluso las provocadas, son coyunturales y superables. Pero ¿hay alguien en el PSOE pensando cómo restituir la confianza en unas siglas que no dejan de desdibujarse? Porque cada vez resulta más difícil saber qué representan y a quién.

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