El callejón del gato

Celso Ortiz

Patrón de patrones

EN una de estas tardes lluviosas que el cuerpo no pide echarse a la calle, aprovecho para poner orden en la mesa donde se me amontonan, junto a esos viejos e inútiles objetos de escritorio de los que da pena desprenderse, recortes de periódicos que algún día me interesaron, libros pendientes de colocar en las estanterías, cartas de diversa naturaleza, varios CD extraviados, y hasta algún folleto que no averiguo por qué razón permanece en el tablero. Ni que decir tiene que el orden no es mi fuerte.

Para amenizar la faena, enciendo el ordenador, conecto con una emisora de radio, aparece en pantalla una foto en color de Díaz Ferrán, me pica la curiosidad, y en lugar de sintonizar el programa en directo, pincho con el ratón el icono correspondiente para escuchar lo que dice este ilustre en una entrevista enlatada.

Como las referencias que tengo del entrevistado se derivan de los problemas que provocó la situación catastrófica de sus empresas en vísperas de Navidad, cuya expresión gráfica se reflejaba en los aeropuertos abarrotados de pasajeros sin norte, esperaba que la conversación versara sobre aquellos hechos lamentables que ocuparon portadas. Pero, amigo, empieza la entrevista y quien habla no es el Díaz Ferrán que yo esperaba, que me lo han cambiado. Ni una palabra sobre Air Comet, la aerolínea a la que un juez británico retiró la licencia operativa por no pagar a los acreedores. Ni una explicación para los miles de trabajadores emigrantes suramericanos que se quedaron en tierra por su culpa. Ni un consuelo para los empleados que llevan meses sin cobrar la nómina. Ni una somera justificación sobre sus trampas con la Seguridad Social, millones de euros, dicen.

Quien hablaba por la radio no era el empresario que llevó a pique a sus empresas, se dejó tirados a sus empleados y jodió las vacaciones navideñas a los miles de emigrantes que pagaron con sudor el precio del pasaje. La voz que sonaba era la del Díaz Ferrán presidente de la patronal de patronales desde la autoridad que le comporta el cargo, una vez que ha sido ratificado por sus colegas. En la entrevista el tío se sabía todas las claves para salir de la crisis. No tuvo el menor reparo para ponerse a dar lecciones magistrales sobre la manera de arreglar el mundo después de haber presidido una empresa de la que no se fiaba ni él. "Yo no hubiera elegido Air Comer para viajar a ningún sitio", fue la respuesta que dio a los pasajeros cuando ya les había vendido los billetes y se había embolsado la pasta. No cabe la menor duda que no puede haber otro empresario con más arte para representar al gremio.

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