Pedir perdón

Habitualmente, los tiempos previos a la Semana Santa han sido momentos de recogimiento y reflexión

Habitualmente los tiempos previos a la Semana Santa han sido momentos de recogimiento y reflexión, donde una mirada al pasado nos permite evaluar los errores y aciertos cometidos. Pero en los últimos tiempos parece que es innecesario que tengamos que recordar los fallos pretéritos, porque ha surgido una horda de individuos dispuestos a exigirnos el perdón hasta por nuestra propia existencia. ¿Serán capaces de analizar un poco su propia historia ante de acometer semejantes banalidades, o nos esperan en el futuro muchos iluminados y populistas que oculten su incapacidad tras estas bravuconadas?

¿Qué se le pasaría por la cabeza al presidente de Méjico antes de escribir su carta exigiendo al Rey Felipe VI y al Papa Francisco el perdón por la colonización de su país? Es lógico que una mala tarde la tenga cualquiera, pero una maravillosa tierra como la mejicana, que vive envuelta en una denostada violencia provocada por los cárteles de la droga, las mafias internas y la corrupción política, requeriría un poquito más de atención por parte de su máxima autoridad. Todos sabemos que es más fácil insultar a los supuestos enemigos lejanos que salvaguardar los designios de los cercanos, pero este país requiere de gobernantes algo más preocupados por sus conciudadanos. Y si todo el resquemor que subyace en el interior de este presidente se debe a no entender como apenas medio centenar de soldados, encabezados por Hernán Cortés y aconsejados por la indígena Malinche, fueron capaces de conquistar el imperio azteca, tranquilícese, nosotros también estamos igualmente impresionados. En ese sentido tiene toda nuestra solidaridad, porque la página que se escribió para la historia sobre estrategia militar y diplomática no podrá borrarse nunca, por lo que todos debemos estar orgullosos de provenir de gente tan inteligente y tan capacitada.

El que parece haberse apuntado al carro de las exigencias es el presidente de la comunidad islámica de Sevilla. También ordena que el Rey pida perdón por la reconquista española. Quizás el hecho de su desconocimiento de nuestro idioma le haya impedido caer en la cuenta que la palabra reconquista se basa en la existencia de una conquista previa. Es decir, a la hora de retractarse ¿quién debe hacerlo primero, el que conquista o el que reconquista? En el fondo ya se sabe que estos juegos de la gallina y el huevo suelen distraer mucho el aburrimiento.

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