La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Pedro, entre la cal y la arena

La modernización de la Corona sin Podemos está muy bien; es nefasto indultar a los delincuentes 'indepes'

Pedro Sánchez concluyó el año horrible con otro ejercicio antológico de autobombo y narcisismo, una nueva mentira marca de la casa y dos afirmaciones contrapuestas de su estrategia de poder: una de cal y otra de arena. Una tiende a consolidar la monarquía parlamentaria como el sistema democrático mejor para España, la otra potencia a los enemigos declarados de este sistema y oxigena a quienes se lo quieren cargar.

El personaje es así, ambivalente y escurridizo, dúctil y acomodaticio, obediente en exclusiva a su propio designio de mando. Por un lado, cierra el debate artificiosamente planteado por su socio de gobierno (si Juan Carlos I es corrupto, hay que acabar con la Monarquía toda); por otro, da por hecho el indulto a los golpistas presos, como defiende Unidas Podemos desde el minuto uno y saca al ministro de Sanidad en plena pandemia para engrasar el pacto en Cataluña con ERC y Podemos, garantía, junto a otros elementos menores, de estabilidad de la mayoría que le sostiene, y le mantendrá en la Moncloa. Él gana por todas partes. Es de lo que se trata.

La idea de modernizar la Monarquía con una Ley de la Corona está muy bien. La mejor forma de sortear el aventurerismo y la desestabilización es seguir con la política de modernización y reforma de la institución: porque parte de la base de que la única salvación para una cosa tan anacrónica como una Jefatura de Estado hereditaria es que funcione con transparencia y ejemplaridad (reforzando lo que ha hecho Felipe VI desde su entronización), regulando, por ejemplo, la inviolabilidad de su titular; porque el proyecto lo viene trabajando la cúpula del Gobierno con La Zarzuela y no con la facción morada del propio Ejecutivo -que verá rechazados todos sus planes republicanotes-, y porque su aprobación será necesariamente transversal: con el PP, no con Podemos. O sea, que no habrá dilema Monarquía-República, sino mejora concertada de la Monarquía.

En cambio, la idea de indultar a los independentistas delictuosos es nefasta. Campo la anunció, Calvo y Ábalos la pregonaron y Pedro Sánchez le ha dado carácter oficial. No se sostiene. Ni porque contradiga a la Fiscalía y al Supremo que los condenó, ni por la falta de arrepentimiento de quienes dicen que lo volverán a hacer ni por la explicación de que nadie está libre de culpas en el procés (pero una parte sí está libre de delitos) y que se hace por la convivencia. Como en Múnich en 1938.

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