HENCHIDO de orgullo por la presencia de Mrs. Obama en la Costa del Sol y camino de parecerme a Banderas en la edad, sigo el consejo de mi amigo Fernando, que no para de recomendarme que rebaje mi nivel crítico para que no se me agrie tanto el carácter. Al fin y al cabo -me pone como ejemplo- sólo hay que ver el éxito de algún diario competidor con muchos miles de fieles lectores, encantados con la práctica de una información amable, del gusto malagueño, mientras nosotros somos para todos unos auténticos saboríos.

Reconozco la dificultad de adaptarme a la fórmula, pero aquí va mi prototipo como converso a este estimulante periodismo.

¡Qué suerte tenemos con el alcalde De la Torre! Trabajador, culto, educado y, sobre todo, con una madurez muy reflexiva. ¡Qué futuro el de María Gámez! Experta en la Junta, seria, disciplinada y con una imagen moderna y atractiva. Pintiparada para una gran capital. Qué Zapatero, con su discípulo Blanco, tan responsables que nos ahorran por unos meses las molestas obras y nos dan un respiro a los sufridores ciudadanos. ¡Qué felicidad cuando Málaga inaugure su Metro allá por 2016! ¡Qué éxtasis vivirán mis nietos cuando viajen en tren hasta la nueva Marbella norteamericana!

Y qué decir de esos incansables líderes malagueños de PP y PSOE, tan jasp (jóvenes aunque sobradamente preparados) que asustan cuando demuestran el amor por sus colores. Qué atento el presidente Griñán, cómo ama nuestras tradiciones y enseñorea ese paladar exquisito para apreciar los manjares que sirve la nueva cocina chiringuitera.

Qué afortunados de que esta costa de las mil y una noches embrujara antes a un jeque qatarí, que incluso renunció a una plantilla liderada por Fernando Torres, seducido por la naturalidad de otra con Apoño de estandarte. ¡Qué alegría de clima, de las playas y sus natas, qué sería como quitarle a Dani García sus tapas! ¡Cómo cantó Julio Iglesias en Málaga! ¡Qué orgullo de calle Larios hasta cuando sirve de tónica para una ginebra inglesa! ¡Qué feria, que aliciente la presencia de Miguel Bosé, qué súper, qué verja más enhiesta! ¡Qué poco se nota que estoy de vacaciones!