Luces y sombras

Antonio Méndez

Periodistas empotrados

ORGANIZA el martes el Colegio de Abogados, con la Asociación de la Prensa, una jornada con policías, letrados y periodistas para hablar, entre otros asuntos, de las detenciones espectaculares. Las de personajes de la vida pública que mostramos esposados en el momento de su captura o convertidos en auténticos guiñapos humanos cuando acuden a declarar ante el juez, tras pasar dos o tres días encerrados e incomunicados en los calabozos.

¿Era necesario aguardar a la culminación de un almuerzo de Rajoy en Marbella para detener al alcalde de Alhaurín el Grande por supuestos delitos urbanísticos? El problema surge cuando se duda de que algo se libre de la manipulación partidista y en nada ayuda que hasta el nombramiento de los comisarios tenga sesgo político. Porque en tiempos del PP me he encontrado responsables policiales que presumían de leer sólo el ABC, pero el auténtico, que diría un agitador radiofonista. Y recuerdo pocos militantes del PSOE con un sectarismo tan procaz como el que ejerció un mando de Comisaría durante un gobierno socialista.

¿Se puede filtrar un día antes desde la Audiencia Nacional una macrooperación contra el contrabando de tabaco para que un informador se desplace ex profeso desde Madrid a la Costa y sea testigo de registros y arrestos y así asegurarse una gran cobertura nacional? ¿Hay que enjaular la Facultad de Derecho para interrogar a un profesor y requisar los archivos de un ordenador? ¿Se puede retransmitir con todo detalle la detención anticipada de la presunta autora de un crimen para intentar que la tensión desequilibre a la sospechosa y propiciar que cometa un error, porque en realidad no hay pruebas para implicarla?, como sucedió en el caso de Dolores Vázquez.

¿Nuestro papel es el de periodistas empotrados entre policías, abogados, fiscales y jueces instructores, que convierten frágiles indicios en vestigios irrefutables para ganar la batalla de la opinión pública y les inmunizan ante graves errores? ¿O en realidad impartimos justicia impresa, dado lo lenta de la real, y buscamos la complicidad con los lectores para un linchamiento gráfico que sirva de escarnio y de paso ayude a aumentar nuestras ventas? Espero que no.

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