Perspectiva intempestiva

Se está jugando mucho con la opinión pública acerca de la adecuación de una torre en el Puerto de Málaga

Durante los últimos meses se está jugando mucho con la opinión pública acerca de la adecuación de una torre en el Puerto de Málaga. Curiosamente, al dirigir las miradas hacia ese totum revolutum, han pasado desapercibidas un abundante número de construcciones de similares características que se están erigiendo, sin problema alguno, en nuestra ciudad. Pero ¿cuáles son los intereses para que algunos luchen tan denodadamente contra una en particular y callen sepulcralmente sobre otras? Tengamos cuidado porque, como decía el poeta uruguayo Mario Benedetti: "Una cosa es que nos engañen y otra distinta que nos engañemos".

Es difícil encontrar la respuesta, pero podemos ver como, cuando visitan los técnicos del Ministerio de Cultura nuestra ciudad, esos críticos no se les ocurre mostrarles el resto de las edificaciones. Véase, por ejemplo, que la excusa más invocada es la cercanía de la Torre de Málaga al Centro Histórico. Ciertamente, la consideración de cercanía es matemáticamente relativa, pero suponiendo que dicha distancia fuera el patrón de medida a usar para no erigir esa torre, el problema es mayúsculo: debemos paralizar y echar abajo los edificios que se construyen actualmente en Martiricos, ya que su distancia es aún menor a dicho Centro y su altura semejante. Y no es la única obra afectada por este extraño sistema de medición, ya que las planteadas en el barrio de la Princesa o toda la City de Muelle de Heredia estarían sujetas a semejantes restricciones e imposibilitaría su desarrollo.

Es curioso que, cuando una ciudad como Málaga siente que le ha llegado su oportunidad y que son miles de personas, empresas, empleos, servicios y actuaciones los que han comenzado a desplazarse hacia ella, algunos sientan un vértigo tremendo y prefieren echar el ancla para que nada pueda llevarse a cabo. El "inmovilismo progresista", que en cualquier parte del mundo sería considerado un concepto oxímoron por lo teóricamente contradictorio de ambos términos, en nuestra ciudad tiene un centenar de representantes que siempre salen a opinar sobre cualquier proyecto pero que, tengamos por seguro, nunca serán capaces de plantear novedad alguna. Y por ello, si Málaga se respeta a si misma, debe dejar de engañarse por los que atacan a los proyectos según les convenga personal o políticamente, y actué con inteligencia por el bien de su propio futuro y el de sus ciudadanos.

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