LA proximidad de las campañas electorales que van a sucederse en este curso político está obligando a partidos y candidatos a concretar sus proyectos y perfilar las ofertas con las que se disputan el voto de los ciudadanos, argumento esencial del sistema democrático. El fenómeno afecta directamente a aquellas opciones que, por ser primerizas en su concurrencia electoral y por presentarse con pretensiones de transversalidad y apertura a los sectores sociales más amplios, han venido manteniendo en sombras sus programas y propuestas. Es el caso de Podemos, cuyos dirigentes, con Pablo Iglesias a la cabeza, han pasado de puntillas sobre numerosos problemas de la vida nacional, ofreciendo vagas recetas de solución para las más diversas cuestiones o inhibiéndose de pronunciamientos claros que pudieran enajenarle la simpatía de muchos presuntos votantes. Las elecciones se acercan, al fin, y eso obliga a tomar posturas. La candidata de Podemos a las elecciones andaluzas, la gaditana Teresa Rodríguez, acaba de comprobarlo en un asunto que le afecta directamente. Sus compañeros de Podemos que van a ser coordinadores del colectivo en Cataluña, País Vasco, Galicia y Baleares han suscrito un documento en el que por vez primera se pronuncian sin ambigüedades sobre el problema territorial de España, uno de los temas más conflictivos de la política española (Pablo Iglesias ha eludido sistemáticamente la cuestión). Y el pronunciamiento no deja lugar a dudas: los cuatro defienden el llamado derecho de autodeterminación de las naciones que compondrían el Estado español y son partidarios de implantar un sistema autonómico asimétrico, en el que las comunidades "históricas", que son las suyas, dispondrían de un autogobierno más pleno y superior y el resto de las "regiones" habrían de conformarse con una autonomía de menor relieve. El fin del "café para todos". A Teresa Rodríguez le han creado un serio problema sus colegas catalán, vasco, gallego y balear, porque ningún candidato a presidir la Junta puede admitir el retroceso histórico que supondría el establecimiento de una España autonómica de dos velocidades y categorías. La autonomía plena de Andalucía, la conquistada el 28-F, es un logro irrenunciable para los andaluces de hoy y de mañana. La candidata de Podemos está obligada a rechazar con rotundidad los planteamientos de sus compañeros y a exigir a la cúpula nacional de Podemos un posicionamiento claro y tajante en favor de la Andalucía autonómica. Si no lo consigue, estaría incapacitada para pedir el voto a los andaluces. Imposibilitada de presentarse ante las urnas. Es un asunto elemental, capital y decisivo.

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