La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Podemos comernos

La desafección, huida, trampa, estrategia torticera, traición, maniobra inteligente (oportuna u oportunista) o llámenlo como quieran de Errejón, y el compungido comunicado de Iglesias (que debe reservar su furia a sus íntimos), hacen realidad la historia y la leyenda del perfil conspirador y antropófago que a lo largo de la historia ha caracterizado a la izquierda. Con mayor virulencia cuanto más extrema sea. La Segunda República y la Guerra Civil son ejemplos conocidos. Según Payne una de las causas de que la República perdiera la guerra fue la falta de unidad de acción: "Mientras Franco unificó los partidos de derechas por decreto, los republicanos se desangraron por luchas internas de tipo ideológico o territorial". Para Santos Juliá ni tan siquiera tras perder la guerra hubo acuerdo: "Los vencidos jamás tuvieron una sola versión, sino muchas y contradictorias: no hay más que asomarse a lo producido por comunistas, anarquistas, socialistas o republicanos para comprobarlo". En cuanto a los procesos revolucionarios cabe aplicarles lo que en la extraordinaria película que Wajda dedicó a este personaje decía Danton: "La Revolución, como Saturno, devora sucesivamente a sus propios hijos". Que se lo pregunten a Trotski, Zinóviev o Kámenev.

Afortunadamente lo que entonces fue tragedia ahora es comedia. Pero la antropofagia saturnal de la izquierda radical sigue siendo cierta. Sólo han pasado cuatro años y de los cinco de Vistalegre -Bescansa, Alegre, Monedero, Errejón e Iglesias- sólo queda Iglesias en la cúpula. Unos se han ido y otros han sido expulsados. Errejón es el último. Y los adioses han sido duros. Irene Montero: "Es evidente que está fuera de Podemos… A alguien que se va no se le puede echar… Yo dimitiría y dejaría mi escaño". Echenique, más claro e hiriente: "Yo dimitiría, pero de algo tiene que vivir hasta las elecciones". Mientras tanto Errejón desafía: "Soy el candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid".

Que Podemos se fragmente y ello le haga menguar me parece una buena noticia. Porque sobre lo que pueda aportar me remito a la reciente intervención de Teresa Rodríguez en el debate de investidura, desde lo de "el niño de las pistolas" a negarle al próximo Gobierno andaluz legitimidad para defender el flamenco porque los Reyes Católicos persiguieron a los gitanos o afirmar que la toma de Granada "inauguró el fin de un renacimiento andaluz". Nivelito.

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