Polémica insensata

Esperemos que la operación de desescalada culmine con éxito y no tengamos que volver sobre nuestros pasos

En estos tiempos oscuros del coronavirus han sido muy pocas las buenas noticias que hemos tenido. Una de ellas ha sido el ejemplar comportamiento de la inmensa mayoría de la ciudadanía a la hora de asumir el sacrificio de quedar confinados en los domicilios. Por una vez los españoles expresábamos una voluntad común de hacer frente a una desgracia sin distinciones ni diferencias. A este admirable hecho contribuyó la unanimidad de instituciones, medios de comunicación y partidos políticos de aceptar la medida y defender su implantación, aconsejando fervientemente su cumplimiento. Pero esta concordancia duró poco. La derecha no se encontraba cómoda ante una decisión del Gobierno que, aunque con retraso, parecía acertada y eficaz. Era necesario rebajar sus efectos. Primero fue desacreditar al equipo técnico, los "supuestos expertos" y su representación visible, Fernando Simón, que pasó a ser discutido sin argumentación científica, tan solo por el hecho de ser el portavoz de las decisiones gubernamentales. Si a esto se une el bochornoso espectáculo de la "fiesta de Ifema" o la presencia de políticos ávidos de fotos sin guardar distanciamiento, la ciudadanía comenzaba a sentirse perpleja y confundida.

Pero el máximo exponente de esta política de cuestionamiento llega cuando se empieza a discutir la esencia del confinamiento, como es la declaración del estado de alarma. Si desde la tribuna de oradores del Congreso se denuncia que la declaración del estado de alarma es una ruin argucia del Gobierno para limitar los derechos democráticos de los ciudadanos, si se acusa de que la situación de confinamiento es la excusa para llevar a cabo de forma taimada la oculta agenda radical del Ejecutivo, si se afirma que estamos en una dictadura constitucional o si se proclama que el confinamiento es una medida propia de la edad media es muy difícil pensar que esta peligrosa polémica no afecte al cumplimiento de las medidas contra la pandemia que pueda decretar el Gobierno. De poco vale alarmarse de que en los últimos días hemos asistido a incumplimientos frecuentes y clamorosos de las normas que limitan nuestra convivencia si al día siguiente escribimos y proclamamos que estas medidas son innecesarias y mendaces.

Esperemos que la operación de desescalada culmine con éxito y no tengamos necesidad de volver sobre nuestros pasos, porque esta insensata polémica nos ha puesto en la desesperante posición de la leche derramada.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios