El Polo de los 'millennials'

Al salir de Tabacalera, me llevé la impresión de que había viajado a un mundo desconocido y apasionante

He visitado esta semana el Polo Digital que la empresa pública municipal Promálaga gestiona en más de 5.000 metros cuadrados de uno de los edificios de Tabacalera. Una de las soluciones de urgencia tras el fracasado proyecto del museo de las gemas y Art Natura. No hay mal que por bien no venga, aunque en el debe de Francisco de la Torre este episodio debe figurar en letras mayúsculas.

En el inmueble aún quedan vestigios faraónicos de aquella absurda historia. Un ascensor con capacidad para veinte personas para subir una planta. Me contaron que la mayoría de los que utilizan las instalaciones, más de 6 millones de euros de inversión en fondos europeos hasta 2020 no es una cifra baladí, son jóvenes de hasta 35 años. Muchos con carreras universitarias y a los que no les convencen las propuestas laborales que se les ofrecen. Prefieren seguir formándose en este nuevo mundo tecnológico que les apasiona. Eso sí, cuentan con el respaldo de unos padres que les dan casa y comida.

Me relataron que se han encontrado casos en los que a los creadores que trabajan por divertimento en el desarrollo de nuevos productos, deben insistirles en las posibilidades de negocio que se les presentan. Y se hablan de cifras de un millón de euros. Si el producto es bueno, puede acabar con el sello Disney o Marvel que lo catapultará a todo el mundo. Y Málaga ya es una potencia nacional. Este fin de semana se ha desarrollado en el Polo Digital, en modo prueba, una competición de videojuegos. Una combinación de Hollywood y la Liga de Fútbol Profesional. Los jugadores de los equipos europeos más contrastados ya cobran 15.000 euros al mes y disputan sus competiciones de eSports en Austria. Y hay uno malagueño. Hay expertos coreanos contratados para mejorar las habilidades de los competidores.

En el polo convive la realidad virtual y la aumentada. Y los tupperware de estos frikis que dejan en dos neveras, para almorzar en las instalaciones y volver a su vida real: un cubículo con la mesa y el ordenador. No necesitan nada más para consumir el día. El fenómeno no es efímero. Hasta la universidad de Málaga acabará desplazándose a Tabacalera si quieren montarse en este tren. En el futuro incluso se proyecta una cátedra de conocimiento y dirigida a las carreras de humanidades. ¡Qué mejor que un historiador o un geógrafo para diseñar un juego de antiguas civilizaciones que discurra por territorios reales! ¡Qué mejor que un psicólogo para diseñar el perfil de un asesino en serie! Al salir, me llevé la sensación de haber emprendido un viaje a un mundo desconocido y apasionante, habitado en su mayoría por los llamados millennials.

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