LA Dirección General de Tráfico, avalada por los datos, tiene muy claro que el exceso de velocidad es uno de los principales factores de riesgo en las carreteras españolas. Muchas de las vidas truncadas sobre el asfalto creían disfrutar un segundo antes del vértigo que les ofrecía el abuso del acelerador, que estuvo presente durante el año pasado en más de una cuarta parte de los accidentes con víctimas mortales -501 de 1.930-. Los expertos de la DGT sostienen que si los conductores bajaran un 5% la velocidad media, los siniestros con resultado de muerte registrarían un descenso del 20%. Es una cifra a tener en cuenta, y todos deberíamos tomar nota de ella y enmarcarla en un sitio destacado de nuestro vehículo. Las carreteras españolas -y especialmente las secundarias- se convertirían en un lugar más seguro. Es por ello que las autoridades en materia de seguridad vial aplican desde ayer, y hasta el próximo día 23, una nueva campaña especial de vigilancia sobre los límites máximos de velocidad. 264 radares móviles controlarán a cien mil vehículos diarios, aproximadamente, en lo que constituye uno de los planes más ambiciosos de la DGT. No hay únicamente fiscalización del comportamiento de los conductores en la ejecución de este dispositivo, también se requiere una mayor sensibilidad de quienes se sientan ante el volante, de ahí el lema Todos sabemos que si respetamos los límites de velocidad habrá menos víctimas en las carreteras. ¿Por qué no lo hacemos? La Administración persigue con ello estrechar aún más los lazos -de la colaboración a la complicidad, si cabe- de los usuarios de las carreteras españolas. Esa sintonía repercutiría beneficiosamente en todos. Lo demuestran las cifras, pues como la propia DGT reconoce, la velocidad media de los conductores mantiene una progresiva disminución: en 2007 corríamos mucho más que en 2008 y el número de vehículos a todo gas detectados por los radares también bajó. Hay que felicitarse por ello y continuar por esa senda -ésta sí a toda velocidad- que nos lleva a hacer de las carreteras el lugar que nos lleva a donde queremos, no el punto sin retorno que conduce a tantos a ninguna parte.

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