Pongamos que habláis con Madrid

Ciudadanos da un ultimátum de 24 horas para que el PP rectifique y un rato después dice que no hay tanta prisa

La pandemia ha provocado que el Circo del Sol tuviera que echar el cierre. Una lástima porque últimamente la cantera política malagueña alumbra un puñado de buenos equilibristas, acróbatas y trapecistas que no desmerecen los números con los que los ya añorados artistas nos dejaban boquiabiertos. Y desde luego, si hay que garantizar la viabilidad económica también podría aportar un gerente para ajustar cuentas siempre que sus intereses coincidan con los del negocio.

Sólo hay que fijarse en el triángulo Ciudadanos, PP y Juan Cassá, el nuevo Llanero Solitario que ha cambiado el antifaz por la mascarilla. Sus silencios atronan. Lo suyo, como buen director artístico, es controlar lo que sucede entre bambalinas.

La historia ya casi es un clásico. Cassá se marchó de su partido y decidió quedarse de ciudadano libre en el Ayuntamiento de Málaga y la Diputación. Su voto en la primera institución puede facilitar una moción de censura. En la segunda no es necesario porque los populares pueden continuar gobernando con el diputado naranja que queda, el vicepresidente Juan Carlos Maldonado.

La operación Casona del Parque se puso así en marcha. Elías Bendodo negocia con el líder andaluz de Ciudadanos, Juan Marín. Salado, el mandatario de la Diputación, le comunica a Maldonado que hará lo propio con Cassá. El objetivo es darle todo lo que éste pida a cambio de quitarle las ganas de mandar a Francisco de la Torre a la oposición. Y se anuncia la novedad. Cassá será el portavoz del gobierno PP- Ciudadanos y delegado de Relaciones Institucionales de la institución provincial. Con los emolumentos que también percibirá del Consistorio por su asistencia a plenos y comisiones, unos 90.000 euros cada año en pago a su contribución como servidor público. Además, en las próximas elecciones locales tampoco le dejarán tirado. Y podrá mantener en sus puestos a sus dos fieles asesores.

Maldonado se escandaliza. Con él no han pactado. Él siempre dijo que había que hablarlo con Madrid. Esto es un "chantaje", el premio a un "tránsfuga". Inaceptable. Marín se pone de perfil. Tampoco consultó a la dirección nacional. El PP se enfada. Asegura que Maldonado sí conocía la operación. Desempolva el pacto antitransfugismo y niega la mayor, por más que lo diga Academia de la Lengua. No se le puede aplicar el concepto porque el ejecutivo es el mismo que antes. Además, Cassá es portavoz del gobierno de la Diputación pero en realidad no está en el gobierno. Y si no ha entrado no puede salir. La piedra rosetta de la política. Maldonado cita a los medios. Ultimátum: el PP tiene 24 horas para dar marcha atrás. Un rato después comparece de nuevo. En realidad era un penultimátum. Hay que rectificar pero no hay tanta prisa. Si dimite, con él se marchan diez colocados. Madrid, tan lejos, tan cerca.

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