Tiempo Un frente podría traer lluvias a Málaga en los próximos días

Político en cien días

Antonio Vargas Yáñez

Populismo capitalista

SI no fuera porque no tiene ni pies ni cabeza, juraría que la campaña a favor de La Mundial la financia Braser. Pero precisamente por eso, porque nada tiene sentido, no entiendo el acuerdo que el pasado miércoles tomaron en la Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga. A clase se viene con los deberes hechos. De este modo se evita demandar la resolución del convenio firmado entre la promotora y el Ayuntamiento, y conformarse después con que se estudien las consecuencias de su resolución. Algo así como presentarse a un examen y salirse al conocer las preguntas.

En esencia, el convenio modificó las ordenanzas del PEPRI, adecuó el planeamiento a las determinaciones del anteproyecto de Moneo y confió a la iniciativa privada el desarrollo de la unidad de ejecución; a la vez que fijó el precio del derecho de edificación y la cantidad que tiene que pagar la promotora por el techo que no le corresponde. Al mismo tiempo, establece que el municipio expropiará los terrenos si el convenio se incumple o se denuncia, con independencia de las razones por las que se haga. En números gordos y según los valores que el propio Ayuntamiento fijó, este suelo cuesta unos 17,5 millones de euros. Si se descuentan los 4,8 que debe la promotora: 12,7. Con la que está cayendo y si fuera la promotora, entre tener inmovilizada la inversión realizada desde 2003 y pagar ahora otros cuantos millones, o que me expropien e ingresen en mi cuenta casi 13 kilos, me quedaría con la segunda opción. Como Ayuntamiento, promover un hotel y oficinas en un suelo pagado a muy buen precio, sin contar indemnizaciones (que están por ver), no parece un plan muy seductor. Con independencia de qué opinemos sobre La Mundial y el mazacote de Moneo, si la idea es tener otro Astoria, el camino emprendido no es malo. El tema merece un poco más de estudio y aprender de las lecciones anteriores.

Cuando no te gusta como te han pelado, puedes reclamarle al barbero que te devuelva tu pelo; pero nunca es lo mismo. También lo puedes dejar estar y ver si el tiempo lo soluciona; o lo empeora. Pero lo más recomendable es ver si aún tiene algún arreglo. En cualquier caso, lo mejor es elegir desde el principio a un peluquero (o a un político) que sepa lo que se trae entre manos y le preocupe más que salir en el papel couché. Por mucho que alguno grite que lo page el alcalde, este arreglo se lo pagará el pueblo a la empresa.

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