Editorial

Presidente sin oposición activa

EL presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, despejó ayer, horas antes del XVI congreso nacional de esta organización, la única incógnita destacada que planeaba sobre el cónclave: la identidad del nuevo secretario general del partido. Será secretaria general, puesto que la designada es María Dolores de Cospedal, ex consejera de la Comunidad de Madrid y actual presidenta del PP de Castilla-La Mancha. Junto a la portavoz, Sáenz de Santamaría, los vicesecretarios Javier Arenas -cuya influencia en el PP es innegable-, Esteban González Pons y Ana Mato, De Cospedal integrará el núcleo duro de la dirección del nuevo PP de Rajoy, de perfil alejado al PP de la etapa anterior, en el que el mismo Rajoy tuvo que aceptar buena parte del equipo heredado de Aznar, que fue quien le designó para sustituirle. Sin duda, Rajoy será aclamado como presidente y legitimado por un congreso en el que sus adversarios internos han renunciado a presentar batalla. Ni siquiera han sido capaces de articular una candidatura alternativa, aunque es cierto que la presión del aparato la convertía en prácticamente imposible de gestar. Es significativo que la dirigente que más abiertamente había impugnado la continuidad de Rajoy, Esperanza Aguirre, haya celebrado el nombramiento de De Cospedal y haya anunciado al fin su voto favorable al actual presidente. Tampoco parece ya viable la hipótesis de que el sector crítico promueva la abstención en el congreso, probablemente al haber comprendido que podría revelar su debilidad actual. Es importante en este caso el adjetivo "actual". Rajoy, que ganará el congreso de calle, haría mal en subestimar la oposición interna que tiene su figura y los poderosos respaldos mediáticos que ésta ha recibido. Es previsible que los críticos se dediquen sencillamente a esperar. Si Rajoy se consolida, remarán en la misma dirección, pero si Rajoy no pasa satisfactoriamente las próximas pruebas electorales (vascas, europeas), ha de estar seguro de que se cuestionará su candidatura al Gobierno en 2012. Entonces sí habría confrontación en el próximo congreso. Al revés que en éste.

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