Luces y sombras

Antonio Méndez

Prohibido para menores de 30

DEL macrobotellón mayor del sur de Europa a la Feria de agosto más muermo del continente. Ésa es la encrucijada en la que se mueve el Ayuntamiento de Málaga tras las nuevas medidas aprobadas, que suprimen casetas y barras de alcance en el casco histórico. La idea es eliminar por las bravas el efecto llamada al turismo juvenil para que acuda en masa a disfrutar del placer de emborracharse a conciencia por las calles de la capital.

Pero con la solución que propone el Ayuntamiento me temo que aplica la máxima de "muerto el perro se acabó la rabia". Porque en realidad el mensaje esconde un intento por disuadir a ese sector de población joven para que acuda al casco histórico a divertirse. No soy capaz de encontrar una solución, aunque no es mi cometido, y por tanto no tengo la más mínima intención de criticar al concejal de Cultura, Damián Caneda, que, recién llegado, ha tenido el valor de enfrentarse a un problema serio que no admite más demoras.

Mi escepticismo viene por algunas recetas para combatir la dolencia. En Císter y Alcazabilla, donde se concentraban miles de jóvenes, ahora colocamos a los niños. Lleno las calles de coros rocieros y verdiales en una juerga dentro de un orden. Abro una caseta con precios reducidos en la Plaza de la Marina para que el molesto público se concentre en ese espacio más amplio, con mayor posibilidad de control y cerca del mar, por si alguno necesita refrescarse con el levante.

Son parches. Estamos ante una costumbre elevada a rango de cultural, tolerada, transmitida de generación en generación y adaptada a las modas de cada tiempo, desde el guateque a la litrona. No hay auténtica fiesta sin alcohol. "Hay que romper inhibiciones y ser uno mismo". Regular luego los niveles aceptables de embriaguez para que no se traspasen los límites de la convivencia es harto complicado. Y no funcionan, como hiciera en su momento el Ayuntamiento para intentar disuadir a los jóvenes de esta afición por la bebida, parir alternativas estrambóticas. ¿Se acuerdan de aquellos cursos para ligar o abrir las piscinas en horas nocturnas? La Feria del centro nació, creció y evolucionó. Puede que muriera de éxito hace dos años. Mejor eliminarla que prohibir la entrada a menores de 30. Ése sí sería su certificado de defunción.

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