Propuestas o vísceras (II)

Después de poner a Málaga en el mapa de los museos, toca colocarla en el de la arquitectura de autor

El alcalde quiere cobrarse un Foster. O lo que sea. Hace años que persigue la firma de un arquitecto del star system sobre el parcelario de Málaga. Lo intentó en 2008 con las VPO de Thom Mayne y Mecanoo, pero las primeras salieron con tufo a las que el arquitecto ya se había cobrado en Carabanchel y no hay noticias de las segundas desde 2012. Luego fue el anunciado concurso en el Astoria, de la mano de un Colegio de Arquitectos que se enteró por la prensa, y el hotel de Moneo proyectado encima de la Mundial, que no levanta grandes pasiones. Ahora tocan los terrenos de Repsol, donde la nueva propuesta es hacer "un concurso con los mejores arquitectos del mundo". No alcanzo a imaginar la cara que se le puede poner a la Asociación de Constructores cuando anuncie que la obra la tendrá que hacer uno de fuera. Después de poner a Málaga en el mapa de los museos, toca colocarla en el de la arquitectura de autor. Y el alcalde lleva años intentándolo.

La propuesta consiste en cambiar las viviendas libres previstas por oficinas y hoteles. Una City londinense en chiquitito y con acento de Huelin en los terrenos en los que Pedro Aparicio pensó en un Hyde Park. Otra vuelta de tuerca a unos suelos que no terminan de salir pese a la aparente mejora del sector y donde las viviendas que quedarían serían las VPO con las que se compró el suelo de Arraijanal que luego se dio a la Fundación del Málaga CF.

En 2012, la financiación de las VPO de Mecanoo dependía de la venta del 50 % de estas. Y eso, tanto en ese año como en 2019, cuando el número de ocupados por hogar sigue siendo inferior a 1, es un problema. En la práctica, y sin un plan de vivienda efectivo desde 2013, la construcción de VPO ha quedado relegada a las promociones ya comprometidas en planes anteriores. A lo que hay que sumar que, con una renta familiar media entorno a los 1.700 euros, las posibilidades de compra a 15 años vista son escasas, mientras que, con una mayor, quedas fuera del programa. Un problema que no arregla el mercado, más dirigido a la vivienda turística con su inevitable repercusión en la subida del precio del alquiler. Como tampoco lo arregla la "arquitectura milagrosa" que describía Llàtzer Moix en su libro en 2010 y cuyos efectos invocamos ahora. El arreglo es más propio del programa económico del próximo gobierno en materia de vivienda, y una mínima reflexión al respecto, sería de agradecer.

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