Psicomagia de Vagobiaó

La Copa América de Vela de 2025 para Cenacheriland es mucho pollo para poca paella

Es la luz. Volvemos a la luz. Este febrero desértico-tropical estira las horas y la caloret .Tanta radiación de jazmín biznaguero y buganvilla colorinche anuncia un primaverano febril. Con la hibernación a medio cocer me siento vagobiaó. El vagobiaó es el haragán qué torturado en su pereza también es rehén de los remordimientos. Un estado de carencia vital. Y eso que el calendario va estresado a todo conflicto a la ucraniana y resppingo de susto. Por esas conexiones grupales de guasap me invitan a unas jornadas de psicomagia. El teléfono-espía me habrá sentido Jodorowsky perdido. Anuncia que el 95% de las personas vive en un estado de necesidad. La solución que recetan es vibrar en la abundancia.

La única abundancia que me suena es la de Víctor el de Los Coyotes y rocanroll.Pero, insisten en que tenemos que llenarnos de salud, buenas relaciones familiares, la santa compaña de la pareja y el amorrr, mucho amor san valentino. Insiste el mensaje en que la abundancia es algo más que estirar los céntimos para alcanzar la orilla del fin de mes y que esa alegría debe gobernar como María Cristina y seguirla la corriente como a nuestro arcade vintage. Mientras atiendo a la riqueza un artículo de Ángel Recio me da en toda la cara: "Málaga gana puntos en la lucha por albergar la Copa América de Vela". La Copa América de Vela de 2025 para Cenacheriland es mucho pollo para poca paella. En Valencia no salieron muy bien las cuentas, organizaron la regata de las regatas en el año 2007 antes de que les estallará en las cajas el desfase ladrillero. La Copa América son velas mayores.

Un acontecimiento planetario zapateril. Un espectáculo a lo olimpiaco o mundial futbolero de esos donde no crece la hierba tras cuadrar el balance con Atila. En la Copa América las embarcaciones y tripulaciones más sofisticadas F1 a todo trapo regatean para alzarse con una jofaina de plata que costó 100 guineas en el año 1735. La primera Copa América se celebró en 1851 cuando ya era una antigüedad. En la Smart City City Bang Bang estamos enrachados, nos sentimos excitados con las chuflas de carnaval y el poder de la Semana Santa nos asiste. Parece que nos gobierna un Buzz Lightyear de la abundancia, que en vez de volar, cae bien y con estilo hasta el infinito y más allá.

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